Disclaimer: La mayoría de los personajes son de Stephenie Meyer, y muchos otros son mis versiones de ustedes, mis NTLS! Jajaja!
Summary: Somos el clan latino, y Joy está por cumplir años... hay que organizarle una fiesta, pero a quién podemos invitar??? (adivinen!)
Advertencia: Rating M
Capítulo VII: “Bocadillos”
Robin’s POV
El lugar donde Kokoro y yo solíamos comprar la comida no quedaba muy lejos. Sólo estábamos a unos cinco o seis kilómetros. Normalmente le hubiera pedido prestado el auto a una de las chicas, pero ahora quería tomarme el tiempo para caminar. Quería pasar todo el tiempo posible con él. Tenía que saber que rayos le pasaba por la cabeza.
Además, era un lobo. No creí que se cansara demasiado rápido. Así que caminamos a paso lento charlando y riendo como si hubiéramos sido amigos desde siempre. Era tan fácil hablar con él. Sólo dos horas habían pasado desde que nos conocimos, y sin embargo, sentía que podía contarle todo sobre mí. Y nada me lo impedía.
Caminábamos separados –sus manos nunca salían de los bolsillos de sus pantalones- pero la conexión que sentía hacia él hacía que lo sintiera cerca. Que lo quisiera cerca.
Se rió como niño cuando pateé una piedra y no llegó a alejarse ni dos metros. Me puse un poco colorada, pero no iba a dejar que me intimidara.
- Bueno, no todos pueden tener poderes sobrehumanos –me reí con él.
- Si, supongo que es cierto. –Y pateó otra piedra. La mandó bien lejos, pero andaba descalzo y uno de los bordes le cortó un poco el dedo pulgar. Puso mala cara, pero no se quejó.
- Auch… ¿Quieres que volvamos? –le pregunté viendo que el corte era bastante profundo.
- Naaa… -negó con la cabeza como si yo hubiera dicho algo muy ridículo- No te preocupes, no es nada, sanará en unos segundos.
- ¿Segundos? –le contesté incrédula.
- Si, seguro. Mira. –Alzó su pié para que viera la cortadura de cerca. Tenía razón. Ya estaba sanando. No habían pasado ni treinta segundos, y la herida ya estaba prácticamente cerrada.
- Eso es increíble. –Articulé bastante impresionada. Se rió de mi reacción y se encogió de hombros.
- Solo es por ser lobo. –Me explicó. Solo ahí entendí que no sabía nada sobre su especie. En todos los años que había pasado viendo ir y venir a Adri, no me había preocupado en lo más mínimo en aprender algo sobre sus habilidades. Sólo sabía que era peligroso estar a su alrededor, que podían transformarse en cualquier momento. Supongo que nunca le presté la suficiente atención, pero ahora vaya que me interesaba.
- ¿Puedes curarte de cualquier cosa? –lo pensó unos segundos.
- En realidad no lo sé. De fracturas, cortaduras, mordidas, –mis ojos se agrandaban mientras la lista seguía- quemaduras, golpes, puñaladas… -lo interrumpí.
- ¿¿¿Puñaladas???
- Sip, Paul estaba jugando con unos cuchillos hace un tiempo. Quiso intentar ese truco de los magos, y fui el único que creyó que podría lograrlo. –Se agarró el costado del torso con la mano y supuse que le había dolido bastante cuando puso mala cara. Luego me miró y sonrió.
- ¿Quieres intentarlo? –me tomó por sorpresa su tono divertido.
- ¿Apuñalarte? Muchas gracias, pero justo ahora no traigo nada afilado… quizás más tarde. –le contesté con un tono bastante sarcástico. Se rió y se encogió de hombros mientras volvía a meter las manos en los bolsillos.
- ¿Y que otras cosas puedes hacer? –le pregunté después de unos segundos. No quería que dejara de hablar.
- Bueno… no envejezco. –Eso sí lo sabía. Siempre pensé que debía ser un fastidio. ¿Nunca envejecer? ¿Ver a todo el mundo marchitarse y morir? Para mí era una condena eterna. Por eso nunca quise ser un vampiro. Yo era feliz sabiendo que tenía que aprovechar cada minuto de mi vida, porque bien podría ser el último. Pero no se me había ocurrido preguntarle su edad. Podría tener cien años.
- ¿Y cuántos años tienes?
- Veintiuno. –Asentí aliviada. Me hubiera impresionado un poco si hubiera tenido la edad para ser mi abuelo- ¿Y tú?
- Dieciocho. –le contesté y asintió pensativo.
- Bueno, y lo transformarse espanta bastante al principio. ¿Quieres ver? –parecía entusiasmado.
- ¿No es…? Digo ¿No puede ser… peligroso? –le susurré. Nunca había preguntado lo suficiente sobre los licántropos. Todo lo que tenía seguro era que podían perder el control. La pregunta pareció lastimarlo porque la sonrisa se borró de su rostro.
- Lo siento, pero no se mucho sobre ustedes. –me disculpé.
- No te preocupes, tienes razón. Sí podemos ser peligrosos. Cuando nos enojamos más de la cuenta podemos transformarnos sin desearlo. Eso no es muy… conveniente.
- ¿Pero si no te enojas? –negó con la cabeza.
- No, si no estamos enojados nosotros decidimos cuándo entrar en fase. Eso no es peligroso. Sólo somos nosotros… pero con forma de lobos grandotes. –Frunció el ceño negando con la cabeza- ¿Tiene sentido?
Asentí mientras nos reíamos un poco por sus palabras.
- Suena… raro.
- Lo es. Y ni te imaginas lo molesta que puede ser la mente colectiva. –lo miré con curiosidad- Ah, es que cuando somos lobos todos escuchamos lo que piensan los demás, y vemos lo que ven.
- ¿Todo?
- Si, todo. Es útil para las batallas y esas cosas, pero eso no hace que deje de ser un fastidio el resto del tiempo. No se puede tener secretos. Es lo único que no me gusta sobre ser un lobo. Lo demás es increíble, pero que los demás sepan todo sobre ti se vuelve bastante vergonzoso.
- Bueno, pero te enteras de muchas cosas interesantes, ¿no? –dije a modo de broma para alegrarlo un poco. Sonrió y rodó los ojos.
- Uf. Ni te imaginas. –Soltó en tono sarcástico, para luego hablar un poco más en serio- Todo lo que piensan los demás es sobre sus imprimaciones. Sam ya nos tiene hartos con las fantasías sobre Emily. Aunque ahora Jake, Quil y yo podremos atormentarlo por un tiempo a él.
Se rió a carcajadas, y yo sonreí. Adoré su risa. Era muy contagiosa… aunque no había entendido nada de lo que había dicho.
- ¿Qué son imprimaciones? –le pregunté. Era la única palabra que no conocía. Frunció el ceño por unos segundos mientras miraba hacia delante.
- Es algo de lobos. –Agregó con la vista perdida en el camino de tierra.
- Eso lo aclara todo. –Le recriminé irónicamente cuando se quedó callado. Sonrió y negó con la cabeza. Parecía algo que no quería contar, y eso sólo hizo que me diera más curiosidad. ¿Qué cosa podía ser peor que tener a seis personas dentro de tu cabeza? Se aclaró la garganta y tomó aire.
- De hecho yo no creía mucho en ellas. –dejó de hablar, pero yo lo seguí mirando hasta que continuó- Es como… amor a primera vista. Según los mayores, son para ayudarnos a encontrar a nuestras “parejas genéticas ideales” –hizo comillas en el aire e imitó una voz grave y un tono formal que me sacaron una carcajada-. Es como… no se, no lo puedo explicar.
Se volvió a quedar callado, y eso me volvía loca. Suspiró.
- ¿Alguna vez haz escuchado esa frase es que dice que puedes “encontrar a tu otra mitad”? –Asentí- Bueno, es algo así. Como si todo encajara cuando ella está cerca. Como si todo tuviera sentido cuando la vez.
Lo que decía era hermoso. Pero no me atreví a preguntarle si lo sabía por sí mismo o por las mentes de su manada. Si tenía imprimación, no soportaría averiguarlo ahora. Así que no seguí indagándolo. Sólo lo dejé correr.
Mer’s POV
Cuando desaparecieron por las escaleras, supuse que Edward y Joy iban a tardar bastante en volver. O al menos eso esperaba. Pero no sería bueno esperar a que Edward regresara de su “reto” para elegir a otra persona. Así que le dije a Emmett que escogiera a alguien más. Lo pensó bastante.
- Ok. A ti.
-¿Qué? –eso no me lo esperaba.
- Ya me oíste. ¿Verdad o consecuencia?
- Consecuencia. –Si decía “verdad” no tendría nada para contar, después de todo, solo tenía poco más de siete años de recuerdos, y ahora todos estaban borrosos.
- Te reto a ver quién de nosotros dos es más fuerte.
Levanté una ceja. Si quería meterse con una neófita, yo no tenía problema.
- Seguro, fortachón. –Le contesté levantando la barbilla desafiante- ¿Qué propones?
Dudó por unos segundos.
- ¿Una pulseada?
- No, no planeo romper toda la casa para probarte que puedo vencerte.
- ¿Tienes miedo de que te lastime, muñequita? –me preguntó con una mueca de suficiencia. Me estaba provocando. Eso no era inteligente. Los lobos se pusieron un poco tensos cuando mi postura cambió a una de ataque.
- ¿Por qué no hacen otra cosa? –nos interrumpió Kokoro.
- ¿Cómo qué? –le contesté. Quizás ella evitara que rompiera en pedazos al fanfarrón.
- Podrían averiguar quién corre más rápido. –Ambos le dimos miradas incrédulas- ok, ok, pueden ver quién arroja algo más lejos, o algo así.
Eso no parecía mala idea. Y a juzgar por la cara de Emmett, pensaba lo mismo que yo.
- ¡Trato hecho! De todas formas no quería hacerte daño, dulzura.
Lo miré con odio mientras se ponía me pie. Como si él pudiera lastimarme a mí. La idea me daba ganas de reír. No sabia con quién se estaba metiendo. Me dirigí a la puerta, pero antes pensé en escoger a otra persona para mantener el juego andando.
- Yo escojo a Nahuel. –Anuncié señalándolo. La verdad, no me había caído del todo bien. Había escuchado cómo le advertía a su hermana sobre los lobos antes de que entraran. Y ahora se había pasado toda la noche babeando por Adri. Ella no se merecía imprimar en un tipo así de hipócrita.- ¿Verdad o consecuencia?
- Verdad. –Contestó muy seguro de sí mismo. Sonreí maliciosamente.
- ¿Qué es lo que realmente pensabas acerca de los lobos?
Tosió y abrió los ojos como platos, como si se hubiera atragantado. Contuve una sonrisa y Emmett y yo nos dirigimos afuera. Le probaría a este presumido que no tenía porqué serlo.
Nahuel’s POV
¡Maldición! Debí haber elegido “consecuencia”. ¿Qué rayos se suponía que dijera? ¿La verdad? No podía. No podía lastimarla. Sólo habían sido prejuicios estúpidos causados por las historias que me habían contado. Nunca había creído que conocería a lobos así. Nunca había creído que conocería a una loba así. Me aclaré la garganta para ganar tiempo.
- En realidad, no sabía que pensar. No tenía idea de cómo serían.
- Sabes que eso no es cierto. –me delató Kokoro. ¿Por qué se metía? Tragué en seco, maldiciéndola para mis adentros por descubrir mi mentira.
- Bueno, sí había escuchado cosas sobre ustedes. –Bajé la cabeza. No podía mirarla a los ojos mientras decía esto- Todos los vampiros decían que eran peligrosos.
- ¿Y? –inquirió Kokoro de nuevo. Apreté los puños. En cuanto tuviera la oportunidad la mataría. Decidía soltarlo de una sola vez.
- Decían que sólo eran apestosos animales asesinos con aires que se creían mucho. –Eran las palabras exactas de uno de los vampiros que quedó sin pareja por su causa. Noté como los ojos de Adri se llenaban de lágrimas, así que me apresuré a seguir hablando. Ahora me dirigía sólo a ella. Me importaban poco las figuras temblorosas de los lobos a mí alrededor- De verdad lo siento. Nunca había conocido a uno de ustedes en persona. Y debo admitir que todas las personas que me han contado historias sobre los de tu raza han sido vampiros. Y ninguno vegetariano.
Parecía que Adri estaba a punto de salir corriendo. Me sentí como un idiota por lastimarla de esa forma. No sabía como enmendar mi error. Sólo se me ocurrió ser sincero.
- En serio lo siento. Se que no debí pensar eso, pero nunca había conocido a ninguno de ustedes. Lo cierto es que nunca… nunca había conocido a alguien como tu. –Le dije. Sus ojos revolotearon para encontrarse de nuevo con los míos. Ahora parecían esperanzados- Definitivamente soy pro-licántropos ahora.
Su mirada voló hasta la híbrida y ella asintió ligeramente con la cabeza. Los demás las miramos extrañados, pero decidí que no diría nada. Sólo suspiré cuando volvió su vista hacia mí con una sonrisa en el rostro. Parecía increíble que ese rostro pudiera ser todavía más bello, pero esa sonrisa lo dejaba deslumbrante.
- Bueno, ahora te toca a ti. ¿A quién eliges? –me preguntó uno de los lobos. Creo que su nombre era Anvil, pero no estaba seguro. Sonreí de oreja a oreja.
- A Adri. –Contesté muy seguro- ¿Verdad o consecuencia? –Agregué mirándola directamente a los ojos. Lo pensó muy detenidamente, supongo que el momento que yo acababa de pasar debería servirle de ejemplo.
- Consecuencia. –Contestó muy bajo, casi en un susurro. Eso me enterneció, y casi no le digo lo que tenía planeado… casi.
- Te reto a que entres en fase delante de mí. –Le solté de una vez. Creo que decir que se puso colorada es quedarse corto. Me reí internamente, era muy dulce. Y quizás le diera vergüenza, o se sintiera incómoda, pero había pensado en verla en su forma de lobo desde la primera vez que la vi. No sabía porqué, pero la idea me atraía muchísimo. Era como verla en su estado más básico. Su esencia. Y el hecho de que debería sacarse la ropa era un detalle que estaba más que dispuesto a soportar.
Kokoro´s POV
Me reí con ganas. Adri debería transformarse ante su imprimación. Me parecía muy bien, obviamente el chico necesitaba una o dos lecciones sobre los lobos. “Sólo animales” bah! Que descarado. Lo hubiera despedazado yo misma si Jake no me hubiera agarrado del brazo disimuladamente. Tenía razón, probablemente, matar a la imprimación de mi mejor amiga no la alegraría mucho.
Por suerte, la había arreglado bastante bien, y había sido muy sincero. Supuse que todos teníamos prejuicios de vez en cuando.
El ruido de mi estómago me distrajo de mis pensamientos. De verdad que tenía mucha hambre. Todo lo que había comido hoy había sido ese puñado de palomitas mientras mirábamos la película. Luego, cuando quise llegar a la mesa de la comida, todo había desaparecido. Era de suponer que haber traído a media docena de licántropos tendría sus consecuencias.
- ¿Alguien más tiene hambre? –preguntó Jake en voz bastante baja. Creo que yo lo escuché sólo porque estaba atenta a todo lo que salía de su boca, los demás no le estaban prestando atención. Pero había algo raro en su pregunta y no supe identificar qué.
- ¿Tu si? –repliqué. Había estado comiendo desde su llegada.
- Si, muero de hambre. ¿Tu no? –Era la primera mentira que me decía. Después de todo lo que me había contado con total sinceridad ¿Por qué me mentiría en algo tan trivial como tener hambre? Decidí seguirle el juego.
- Si, yo si. Mucha. –Le dije francamente. De verdad que mis propias tripas me estaban queriendo dejar sorda.
- Bueno, ¿que tal si buscamos algo en la cocina? –Me preguntó inclinándose ligeramente para susurrar en mi oído. No contuve mi sonrisa. ¿Por eso había mentido? ¿Quería estar a solas conmigo? Definitivamente no tenía ningún problema con eso. El juego parecía haber alcanzado una especie de tregua, y los que quedaban en la habitación habían vuelto a sus pequeñas conversaciones. De seguro a nadie le molestaría si nos escapábamos por un momento.
- Si, seguro. –Le contesté mientras me ponía de pie dirigiéndome a la cocina. Seguro ahí sí le sacaría la razón por la que me había mentido. Caminé lento y moviendo las caderas lo más que podía. Él me seguía de cerca, y creo que pude escuchar cuando su mandíbula tocó el piso. Esto de tener a un lobo imprimado era bastante interesante.
Cuando entramos a la cocina, yo me dirigí a la heladera para buscar algo para comer. Quizás él estuviera mintiendo, pero yo sí estaba famélica. Por suerte, mi sed estaba controlada –había ido a cazar hacía poco-, pero el hambre era una sensación distinta. Encontré una mandarina en el cajón de las frutas. La tomé y la empecé a pelar mientras hablaba.
- Así que… ¿tenías hambre, no? –la sutileza no era mi fuerte.
- No, de hecho no, para nada. Siento haberte mentido. -Sonreí.
- Bueno, pero fue la única vez. Te sorprenderías si supieras la cantidad de mentiras que dice la gente en una conversación común. A veces llego a detectar veinte en pláticas de quince minutos.
Me miró extrañado y se acercó un poco, inclinando su cabeza hacia un lado. Me metí un gajo en la boca para callar a mi estómago, el ruido ya me estaba comenzando a distraer.
- ¿Cómo…? ¿La única…? ¿Detectar…?–Parecía que no encontraba las palabras. Al fin se decidió por un simple:- ¿Qué?
- Es que tengo una habilidad. –Se acercó más y yo me metí otro trozo de fruta en la boca- Detecto mentiras… puedo saber si alguien miente con solo escucharlo.
- ¿Siempre? –Asentí y tragué lo que tenía en la boca. Este era un momento que nunca me gustaba. La gente siempre cambiaba de actitud cuando sabía sobre mi habilidad. Se ponían nerviosos, como si yo fuera a revelar todo lo que pensaban al mundo entero. Me puse de espaldas a la mesada, apoyando mis manos detrás de mí, mirándolo con atención. Por un segundo pareció pensativo. Luego se encogió de hombros.
- Que curioso…
¿Eso era todo? ¿No se iba a poner de los nervios intentando ocultarme las cosas? ¿No me iba a preguntar qué tanto podía detectar?
- ¿Curioso? –le pregunté.
- Si –se encogió de nuevo de hombros. ¿Por qué lo tomaba tan bien?- Nunca había escuchado que los híbridos pudieran tener poderes.
Decía la verdad.
- Debe ser muy útil –Agregó de nuevo. No pude detectar que ocultara algo. No parecía nervioso en absoluto. Me mordí el labio.
- ¿En serio no te molesta? –Le pregunté cuando no dijo nada más. Me parecía increíble su reacción.
- Nop. –Hizo sonar sus labios con el sonido de la “p”. Lo miré curiosa. Seguía diciendo la verdad. ¡El lobo estaba totalmente loco!- De todas formas jamás te mentiría.
Casi lloré de la emoción. Y él lo notó. Se me acercó más y puso su mano en mi cara, levantándola para que lo mirara.
- ¿Qué sucede? –me susurró con su rostro a veinte centímetros de mío. Me quedé helada y la fruta se escapó de mis manos. Jake la agarró a la mitad del viaje hacia el piso y la apoyó en la mesada detrás de mí. Pero cuando lo hizo, se estiró hacia delante, inclinándose sobre mí. Su mano derecha todavía estaba en mi rostro, su dedo pulgar se movía por el lóbulo de mi oreja haciendo que se me erizaran los bellos de la nuca.
Cuando notó que estaba a solo un par de centímetros de distancia de mi cara, me miró directo a los ojos por un par de segundos que se me hicieron eternos. Podía sentir la electricidad atacando mis sentidos. Se mordió el labio y luego siguió inclinándose hasta toparse con mi boca. Eran los labios más tiernos que hubiera probado. Se movía lento, como tanteando… como esperando a que lo rechazara. Pero si eso era lo que esperaba, se iba a llevar una buena sorpresa.
Me incorporé un poco para intensificar el beso y darle un poco más de confianza. Parecía tan… temeroso. Sentí su sonrisa pegada a mis labios y un hormigueo me recorrió el estómago cuando su mano izquierda se posó en mi cintura y me apretó contra él.
Ya estaba tan seguro de sí mismo como antes. Sus labios se movían ansiosos contra los míos, como si muriera de sed, y yo fuera la última gota de agua del universo.
El beso se calentó junto con su temperatura cuando mis brazos pasaron alrededor de su cuello y mis dedos se enredaron en su pelo. Soltó un pequeño gemido que me volvió loca y luego de un rato se alejó respirando con dificultad y bajando un poco para besar mi cuello. Me apoyé más contra la mesada, permitiendo que se pegara más a mi cuerpo.
Me estremecí cuando sus manos se pasearon por mi espalda. Ya no podía ni respirar. No recordaba como diablos se hacía. No recordaba nada que no implicara besar esos labios y tocar ese cuerpo. Mis manos se deslizaron hacia sus hombros y luego hacia la parte alta de su espalda. Tragué en seco y esta vez fue a mí a quien se le escapó un gemido.
Jake gruñó por lo bajo y sus manos pasaron a apretarse a los lados de mi cadera. Sus dedos se clavaron en mi piel y gemí de nuevo, esta vez en su boca, que había vuelto a la mía. Sentí como me humedecía cuando una de sus manos fue subiendo por mi torso, metiéndose entre la tela de mi camiseta y mi piel… y estoy segura de que ese detalle no pasó desapercibido para Jake.
Su mano volvió como resorte a mi cadera y me levantó en vilo para dejarme sentada en la mesada. Mis ojos volaron a la puerta. Estaba cerrada. Reprimí otro gemido cuando sentí su entrepierna pegarse contra la mía. Ambos llevábamos jeans, pero podía sentir su dureza a través de la tela… y la sensación me embriagó.
Se restregó con fuerza contra mí centro mientras su boca bajaba de nuevo a mi cuello. Sentí que volaba. Me apreté contra él y entendió que quería que lo hiciera de nuevo. Se movió lento, apretándose más duro contra mí. Sentía que me deshacía en mil pedazos mientras él aumentaba el ritmo con el que se frotaba contra mí. Nunca nadie me había hecho sentir así, y menos sin siquiera penetrarme. Pero Jake era tan… tan… Ah! Ni siquiera encontraba las palabras. Todo en lo que podía pensar en ese momento era en su miembro duro y ansioso detrás de esos shorts. En su pecho amplio y caliente que subía y bajaba por su propia excitación. En sus manos, colándose por debajo de mi blusa acariciando mi piel, que parecía arder a su contacto.
Estaba totalmente vestida, y estaba sintiendo cosas -tan intensas- que ningún hombre me había podido hacer sentir estando completamente desnuda y a su merced.
Pero ahora lo veía claro. Nunca había estado a su merced. Yo estaba hecha para Jake. Y él estaba hecho para mí. Este dato se filtró por mi mente y me traspasó los huesos. Era lo más excitante que había escuchado en mi vida. Justo entonces Jake soltó un gemido un poco reprimido contra la piel de mi cuello, justo debajo de mi oreja. Me había equivocado. Eso era lo mas excitante que había escuchado en mi vida.
Su mano rasgó el escote de mi blusa para dejar al descubierto uno de mis pechos, mientras seguía moviéndose insistente contra mí. Era increíble que supiera justo el punto exacto en el que hacer más presión para causar el máximo de placer con cada movimiento.
Poco me importó que hubiera roto mi blusa cuando su boca llegó a mi pecho y su lengua caliente comenzó a jugar con mi pezón. El calor ya me quemaba. Sentía que el éxtasis se acercaba y no podía hacer nada contra los gritos que comenzaron a escaparse de mi boca. ¡No! ¡Debía controlarme! Si alguien nos encontraba…
Otro gemido me quemó la garganta y la mano de Jake me tapó la boca firme pero gentilmente mientras el mejor orgasmo de mi vida se apoderaba de todos mis sentidos. ¡No podía ser cierto! ¡Ni siquiera me había penetrado! Por todos los cielos, ni siquiera había usado las manos… o la boca.
Me estremecí de pies a cabeza y grité su nombre contra su mano un par de veces más. ¡El hombre era un Dios! No, mejor que eso… era un hombre, uno de verdad.
Me hubiera desplomado contra la mesada si los brazos de Jake no me hubieran pegado contra su pecho. Su cabeza quedó contra mi hombro. Respiraba agitado y escuchaba su corazón latir como loco.
Cuando trago en seco noté que su respiración no se normalizaba como lo hacía la mía. ¡Claro! Él no se había venido. Me encantó la idea de que sólo quisiera complacerme a mí. Pero había un problema. Yo sólo quería complacerlo a él.
Mi mano bajó por su pecho muy lentamente y sentí como escondía su cara en mi hombro, reprimiendo un gruñido. Cuando llegué a tantearlo por encima del pantalón, el sonido que salió de su pecho sonó torturado y su respiración se volvió más irregular. Se aclaró la garganta y habló despacio en mi oído y con voz ronca.
- ¿Podemos… -tragó en seco e hizo “mmm” cuando moví mi mano más fuerte por encima de la tela- …ir arriba… por favor?
Me estaba suplicando. No tenía idea de lo innecesario que era eso. Pero de todas formas, no me importaba cómo lo pidiera, solo quería subir… ¡pero YA!
Sonreí y me sostuve de sus hombros para enrollar mis piernas alrededor de su cadera y subirme a su cuerpo.
7 comentarios:
Bravo! mi Naty, como siempre nos dejas con los bocadillos en la mano jaja. Bravo por mi Koko! estará de infarto. Mi Adri que hará? y Joy sigue arriba? Que le pasará a mi "osito". Jajaja mi desbordante Naty. Besotes miles
Dioooooooooooooooos Naty te hago totalmente responsable por la vida de Koko, osea imaginarse haciendo eso con Jake es un crimen pero que le hayas dejado el resto para despues es clavar el puñal directo a su corazon... jajajajajajaja.
Eres la empératriz del Lemmon mi Naty.
Te amo.
OME OME OME .. RESPIRA JOY RESPIRA ..MENZA K HOT EL CAP :0 OME OME OME !!!
AII DIOS VOY A REZAR
JKASJKSJKSSAJK
TE AMO NATY PINKY DINKY MENZA CHE VOS
:P
tengo hambre... y ganas d meterme en la cocina d kevin... otra vez
OMG ME ENCANTO MI NATY I LOVE U!!!
AHHH!!!!!! AH!!!!!!! AH....
Su corazon latia como loco. Cada frase o parrafo que leia se iba formando en su mente. Casi podia sentir la calida mano de Jake acariciarla por debajo de la ropa... rozando su piel.
Grito emocionada y unas pequeñas lagrimas se dibujaron en su rostro...
Y cuando estaba en lo mas alucinante -mordiendose los labios y apretando los puños- SE ACABA EL CAPITULO!!
!!!COMO ME PUDISTE DEJAR ASI!!! AHHH!!!!!!!
TE AMO NATY!!! !NO TE IMAGINAS TODO LO QUE MI MENTE RETORCIDA SE IMAGINO! AHH!!! TE AMO!!!! QUERO LEER LA CULMINACION !YA!
AHHH!!!!!!
....
(Kokoro infartada...)
------------------------------
*Robin tratando de respirar* hahahahahaha qué capítulo Naty!!! Ya va, es que no puedo Koko, Jake...es waaa...y Seth qué le pasa? está más lento que un caracol!! XD y por q no lo dejé entrar en fase?hahaahha ya me estoy volviendo loca, pero es que este capi me dejo muy acalorada...en serio como dejas a la pobre Koko así? XD
Maravillosa Naty, otro, otro, otro!Te adoro ^^
Robin Wolfe
NTLS Baby
WaooOoOoOo que capi mi naty!
aaaahhh necesito refrescarme ja ja
pobre de koko!! la dejaste picadaaa
Publicar un comentario