miércoles, 7 de octubre de 2009

1. Ámsterdam

El avión comenzó a aterrizar justo después de que la voz del comandante se apagase. Empezaba a anochecer en Ámsterdam, Alice había insistido en que la mejor opción sería llegar por la noche debido al buen tiempo.
Miré a Jake a mi izquierda, observaba el asiento delantero como si este le infundiera el más profundo de los respetos, sonreí. Él odiaba despegar los pies de la tierra, se había quejado varias veces cuando le dijimos que ir nadando a Europa no resultaría nada práctico. No había parado de revolverse en su asiento en todo el vuelo, sin abrir la boca.

Nahuel estaba a mi derecha, relajado, seguro de sí mismo. Empezar la búsqueda por Ámsterdam había sido idea suya, era la ciudad preferida de Joham. Aunque a él tampoco parecía desagradarle.
En los últimos años le habían informado que su padre había estado viviendo en diferentes y conocidas capitales europeas.
Joham cambiaba continuamente de nombre, pero Nahuel estaba seguro de que tenía algún lugar para vivir, era necesario para realizar sus experimentos, con lo que se asentaba durante más tiempo que los demás vampiros nómadas.

Nuestro estúpido plan se basaba en buscar leyendas urbanas relacionadas con él y seguirlas hasta su nacimiento. En mi opinión era una pérdida de tiempo, pero según Nahuel su padre dejaba más de una buena historia allí por donde pasaba.
El plan adicional de mi padre era encontrar una prenda o lugar donde hubiera permanecido durante bastante tiempo e intentar rastrearle a partir de ahí con sus escasas capacidades.

Cogimos el poco equipaje que habíamos decidido llevar una vez salimos del avión y nos dirigimos a nuestro hotel: Prinsegracht. Como de costumbre mis padres cogieron la suit nupcial, un pequeño capricho de papá, y Alice insistió en tener una habitación libre de licántropos e hijos que enturbiaran sus visiones, así que Huliel se instaló con ella.
Finalmente, intentando actuar con toda la naturalidad posible, Jake, Nahuel y yo aceptamos dormir juntos en una habitación triple.
-Yo quiero la cama de la izquierda.
Informó Jacob después de que yo eligiera la derecha, sabía que lo hacía para estar lo más lejos posible de mí.
Nahuel había ido a hablar con los demás acerca del plan de esa noche, así que mi momento a solas en aquella habitación de hotel con Jacob se estaba volviendo de lo más incómodo.
-Perfecto, de todos modos no creo que durmamos mucho, tenemos que centrarnos en investigar.
Ambos nos sentamos en nuestras respectivas camas en silencio. Mi amigo parecía deseoso de hablar, pero cuando se decidió lo hizo de forma titubeante.
-No me gustan las grandes ciudades, el simple hecho de saber que tengo que mantener mi forma humana para no llamar la atención es…- Suspiró, tendiéndose- Insoportable.
-¿Tanto disfrutas transformándote?
-No es el disfrutar, aunque también lo hago- sonrió- es parte de mi, como si te obligaran a levar unas cadenas a rastras- asentí, entendiéndole, era como apartarle de mi…- Además, me daba miedo no transformarme en largos periodos de tiempo.
-¿Miedo?
No le entendía, el se sonrojó levemente.
-Bueno, tengo… tenía miedo porque tú siempre permanecerás joven, y quería serlo contigo, ya sabes, para asegurarme de que no te pasa nada.
Nahuel entró en ese mismo momento.
-Genial, noche libre.
¿No íbamos a hacer nada?
-¿Por qué?- Preguntó Jake por los dos.
-He convencido a los demás de que los tres deberíamos descansar un poco esta noche, por el viaje en avión, y mañana hablaremos detenidamente de la estrategia a seguir.
Comenzó a desnudarse a demasiada velocidad. No parecía mínimamente cansado. Lo miré con recelo.
-No creo que tengas mucho sueño.
-Porque no lo tengo, vamos a salir.
Terminó de vestirse con unos vaqueros desgastados y una camiseta negra desabrochada. Jacob se levantó.
-A salir ¿A dónde?
- A pasarlo bien- Abrió mi maleta y me lanzó un vestido- No tenéis pinta de salir mucho.
-No me creo que Edward te haya dejado salir.
-Bueno, él estaba en recepción.
Lo suponía, mis padre creían que iba a tener una tranquila noche de sueño reparador.
-No creo que sea momento para fiestas- me quitó el vestido de las manos- además, Nessie es menor.
-No según su carnet- le arrancó la prenda de las manos y me la volvió a lanzar.
-¡Tiene siete años!
Aquello me sacó de mis casillas, ¿es que siempre iba a pensar en mi como una dulce e inocente niñita? Me quité la camiseta sin temor a que me vieran desnuda, de todos modos sólo tenía siete años.
-Genial- sonrió Nahuel mientras observaba cómo me vestía.
-Tápate Nessie.
¿Qué más daba? Puede que no me quedase mucho tiempo de vida. Lo pasaría bien mientras tuviera oportunidad.
-¿Vienes o no?- Le apremié a Jake.
-Nadie va a ir a ningún sitio, no es momento para salir, y menos para que tú salgas. Se lo diré a Edward.
-No lo harás- le miré con odio- No eres mi padre, déjame hacer lo que quiera.
Jake soltó un gruñido de desaprobación y miró a Nahuel.
-Esto es muy peligroso.
-Claro- contestó Nahuel dándome unos zapatos a juego con el vestido- Quién sabe de lo que serán capaces esos crueles humanos…
- Sabes a lo que me refiero.
-No lo se, nos vamos Nessie.
Me levanté sin mirar a mi amigo y me puse al lado de Nahuel.
-Ya estoy lista.
Jake se interpuso entre la puerta y nosotros.
-¡Es una niña!
-¡No soy una niña! Soy una mujer, una mujer con el suficiente cerebro como para percatarse de la diferencia entre un bebé y yo, algo que por lo que veo tú no haces.
-Apártate chucho.

Salimos de la habitación. Jacob iba detrás, soltando un improperio tras otro.
-Estáis locos, tú estás loco, le metes ideas extrañas en la cabeza…
Aceleré el paso intentando alejar su voz de mi cabeza, Nahuel me imitó, parecía feliz.
-¿A dónde vamos exactamente?
-A cualquier sitio, esta ciudad es una gran fiesta por las noches.
-Una irresponsabilidad, sin ninguna cabeza, y se enterarán y será mi culpa…
Salimos del hotel y nos adentramos en la sombra de los callejones, andando a una velocidad superior a la humana para acortar camino, ya que a pesar de no haberme dicho el lugar a donde íbamos el parecía seguro de sus pasos.
-No creo que dejen entrar a salvajes sin camiseta amiguito- Nahuel se volvió para mirarle.
-Es que ninguno de los tres va a entrar en otro sitio que no sea en este hotel no sabéis lo que hacéis, no te importa lo que le pase a ella, eres un listo que solo ha venido para meternos en…
Y de nuevo aceleramos, sentí la urgencia de taparme los oídos.
Finalmente llegamos a una concurrida calle por donde cientos de adolescentes caminaban fumando y bebiendo. Había varios locales iluminados. Y todos tenían cola.
-Perfecto- me quejé al ver la masa de gente peleando por entrar- tendremos que estar aquí toda la noche.
-Claro que no- me corrigió Nahuel- ¿Crees que un simple humano va a impedirnos entrar a dos criaturas como nosotros?
- A tres- Jake se puso a mi lado con cara de pocos amigos- Si entráis será conmigo, no os voy a dejar aquí solos.
-Tú no tienes tanto encanto.
Pero los tres avanzamos hacia la puerta adelantando a los demás, que entre la enormidad de Jake y la sensualidad de Nahuel apenas soltaban quejas. El portero nos miró receloso.
Nahuel se acercó a él, le dio la mano y le susurró algo al oído. No tardó ni cinco segundos en cedernos el paso sin parar de mirarme. No pude evitar sentir curiosidad por lo que le había dicho.
Aquello era fantástico. No era la típica discoteca, si no un pub donde algunos bailaban y otros se sentaban en enormes sillones charlando, la música era moderna y sofisticada y la luz azulada daba al local una apariencia increíble.
Nahuel se separó de nosotros y se dirigió a la barra. Jake seguía refunfuñando cuando nos sentamos en uno de los grandes sillones.
-Es una estupidez, sois dos inmaduros, siempre me he considerado un inmaduro, pero al lado de vosotros podría competir con Edward…
-Relájate Jacob… puedes irte si quieres, no te he pedido que vengas.
-Seguro, no pienso dejarte solo con ese chupa…
-Deja de llamarle así.
Intenté relajarme, pero a su lado era imposible. Nahuel volvió con dos copas verdes. Y mi amigo estalló en risas.
-¿Vas a intentar emborracharla?
-No, todo el mundo tiene que probar la absenta alguna vez en su vida.
-No va a beber alcohol, ni siquiera debería estar aquí. Probará eso por encima de mi cadáver.
Y de nuevo prohibiéndome cosas. Le quité los dos vasos a Nahuel y me los bebí ante el asombro de ambos.
-¿Los semivampiros se emborrachan? Preguntó Jake mirándome con preocupación.
-Estás a punto de descubrirlo.

Por Cassandra

1 comentarios:

xochitl dijo...

Querida Cassandra:
va muy bien la historia, pero por favor no tardes tanto en publicar, por lo demas estas escribiendo de forma muy fascinante,por favor no me hagas sufrir mucho a mi lobito consentido ok!!. espero leerte pronto... saludos y un afectuoso abrazo atte.Xochitl