sábado, 17 de octubre de 2009

2. Confusión

Intenté enfocar a Jake, estaba sentado en la barra con la vista fija en Nahuel, viendo cómo compraba la tercera copa de Vodka. Había decidido no sentarse con nosotros para no participar en lo que él llamaba nuestra “locura conjunta”, pero pude apreciar que había dos vasos vacíos justo al lado del whisky que apretaba entre sus manos.

No sabía cuánto había bebido, ni el tiempo que había pasado, pero por las acciones de Nahuel, aun no era suficiente.

Observé cómo una preciosa chica pelirroja se acercaba a mi Jacob y le echaba los brazos por encima, sin duda él estaba peor que yo, no pareció percatarse de la presencia de aquella humana hasta que esta le quitó el whisky y le dio un pequeño y coqueto sorbo.
Echando mano a mi lado vampirico agudicé mi oído adaptándolo a la voz de aquella fastidiosa chica, lo cual me resultó toda una hazaña en mis condiciones
-¿Qué hace un hombre como tú por aquí?
Lo estaba mirando de arriba abajo sin ocultar el placer que le producía su presencia.
-Intento controlarme para no matar a nadie.
No se asustó por el comentario, al contrario pareció aumentar su interés.
-Vaya… así que eres un chico malo- ¡Pero de qué iba! Cerré las manos alrededor de la mesa haciendo crujir la madera- Lo mejor para eso es tener el cuerpo ocupado.
Le dio un toque en la nariz.
-Zorra…- dije demasiado alto y con una voz que no reconocía.
-¿Has dicho algo?- Nahuel volvió a sentarse a mi lado, haciéndome perder la concentración.
-Gracias.
Cogí el vodka que me ofrecía sin decir una palabra más, tenía que ponerme más cerca de ellos. Decidí situarme detrás de Jake, a una distancia que según creí en aquél momento era considerable, treinta centímetros. La chica se dio cuenta y me lanzó una mirada envenenada aprovechando que Jacob pedía otra copa.
Me bebí la mía de un sorbo sin dejar de mirarla, así la asustaría.
- ¿Qué tal si nos vamos a un sitio más tranquilo?
Sin poder evitarlo mis labios se curvaron hacia dentro dejando expuestos mis dientes.
-Tengo…- Jake la miró con los ojos entornados, como si aquella conversación fuera exageradamente difícil- Tengo… que quedarme.
-O podrías venir…
Le besó en la mejilla, sus manos se deslizaron por el cuerpo de mi amigo sin ninguna clase de reparo.
Solté un gruñido, pero Nahuel fue el único que lo escuchó. No tardó en venir a por mí y llevarme a rastras hacia el baño. Nos encerró en uno de los wc.
-Nessie, no puedes matar a nadie en medio de una discoteca, espero que lo entiendas.
-No iba a matarla…
Quería salir de allí y arrancar a Jake de las garras de aquella mujer, quería gritarle que le amaba, suplicarle que me perdonase, pedirle que me deseara.
Una lágrima corrió por mi mejilla. Él ya me había dicho que no sentía esa clase de deseo hacia mí, ya no, me había asegurado que ya no ansiaba sentir nada.
Me obligué a reponerme centrando la vista en Nahuel. No podía sentirme así. Jake se merecía ser feliz. Y si ir con aquella pelirroja le hacía olvidarse de mí yo tenía que alegrarme de que lo hiciera.
-Estás en el cuarto de baño de las chicas.
-Aquí se liga más.
Me mordí el labio intentando que no me viera sonreír, tenía que reconocer que a veces me gustaba su descaro.
-No creo que ligues mucho metido aquí conmigo.
Me limpió la lágrima con un beso.
-Aquí está todo lo que quiero en este momento.
No entendí del todo lo que me dijo, pero mi corazón se puso frenético, atento al peligro que yo no sabía reconocer.
Se acercó más a mí, aplastándome contra la pared. Supuse que ese gesto tendría que haberme dolido, ya que escuché unos azulejos haciéndose añicos en mi espalda. Sin embargo no sentí nada.
Todo era como un extraño sueño. No sabía qué era lo que hacía…
El peso de su cuerpo me oprimía, llegando a hacerme sollozar. Era frío y a la vez caliente, puso sus labios en mi clavícula, y aspiró mi aroma, noté como estremecía. Sus manos se deslizaron hacia el pequeño tirante de mi vestido, tirando de él hacia abajo.
Esta vez no fue como la primera, no sentía deseos de él, mi mente estaba embotada, sus labios recorrían mi cuello y mi escote y sus manos escrutaban mi cuerpo.
Bajó el otro tirante y el vestido rojo se deslizó hasta mi cintura, dejando mis pechos al descubierto.
No me dio vergüenza, no significaba nada para mí. Sin embargo las lágrimas se deslizaron frenéticamente por mi rostro sin que ningún sonido ni queja les acompañara.
Me agarró con fuerza los muslos, arañándolos, y me impulsó hasta que acabé encima de él, rodeando sus caderas con mis piernas. Apoyé mis manos contra ambas paredes del pequeño cubículo para no caerme, mirando hacia arriba, intentando parar aquél mar que salía a través de mis ojos.
Necesitaba hacer lo que fuera por que Jacob saliera de mi cabeza, para dejarle libre…
Sus dedos se cerraron debajo de mi vientre atrapando lo que quedaba de vestido. Tiró de él con fuerza hasta que mi propio cuerpo lo rompió. Calló al suelo en dos pedazos.
-Para…
Me agarró aun más fuerte. Sentía la piel de mi cintura sufriendo bajo sus uñas. Sus dientes apretaban mi pecho de una forma demasiado peligrosa, como si intentara penetrar en mi piel.
Intenté separarle de mi cuerpo desnudo, pero no servía de nada, me encontraba perdida… y él era demasiado fuerte.
-Tú no quieres que pare…
Las manos se deslizaron desde la cintura hacia mi ombligo, y de ahí poco a poco hacia abajo.
-¡Para!
Me volvió a golpear contra la pared, furioso.
-¿No lo ves Nessie? Te estoy ayudando, se mía y no volverás a sufrir por él. Déjate llevar, solo tienes que cerrar los ojos y dejar que haga lo que yo quiera… y todo pasará. No volverás a pensar en él.
Sus palabras me confundían ¿Era eso lo que debía hacer? Parecía el camino más fácil. Sin embargo… escuché cómo comenzaba a desabrocharse la ropa.
-No, no puedo.
-Si puedes- No era una observación. Me lo estaba ordenando.
No podía moverme.
Jacob. Jacob, Jacob…

Como si mi amigo me hubiera escuchado arrancó la puerta con una sola mano y apartó a Nahuel de mí. Le miré aun confusa, habría jurado que sus ojos eran rojos. No hablaba, gruñía. En menos de un segundo se convirtió en un lobo, sacó a Nahuel de un manotazo y arremetió contra él en mitad del cuarto de baño.
Sabía que mi mente no alcanzaba a entender la gravedad de aquella situación. Un licántropo y un semivampiro furioso luchando en un servicio público. Me levanté para correr hacia ellos pero la pata trasera de Jake me devolvió a mi sitio.
-¡No lo hagáis!
Nahuel mordió con fuerza a Jacob para zafarse de él.
Una chica entró en el baño y su grito nos hizo reaccionar a los tres. Aquello podía terminar muy, muy mal. Jake se transformó en humano y me cogió en brazos, mientras que con su espalda rompió la pared que separaba el baño del exterior, los tres salimos corriendo.
A varios metros sus gritos podían escucharse.
- Deberíamos encargarnos de ella.
-Tú no te vas a encargar de nada, soy yo el que se va a encargar de ti cuando salgamos de esta.
Cerré los ojos pegándome más al cuerpo de Jacob, aquello no podía ser real. Sus voces parecían amortiguadas.
-Conozco ése sitio, sígueme- escuché decir a Nahuel.
-No voy a hacer nada de lo que me diga un inhumano como tú, si no te mato ahora es porque intento salvarla a ella.
-Ella no me ha impedido nada.
-¡Vete!
Pareció hacerle caso porque el cuerpo de Jacob perdió levemente su rigidez. Abrí los ojos. Corríamos por los callejones oscuros por los que habíamos llegado al comenzar la noche. Hasta ese momento no me di cuenta de la velocidad que mi amigo era capaz de alcanzar cuando era necesario. Los objetos apenas se distinguían cuando pasábamos por delante.
Finalmente Jake se detuvo y me soltó con delicadeza en un banco. No me miraba.
-Nessie lo siento muchísimo… ¿Tienes frío?
Recordé que apenas iba en topless y me tapé con las manos esperando que eso le hiciera más fácil mirarme.
-Estoy bien, algo confusa.
-Necesito llevarte al hotel y asegurarme de que no te ha hecho nada… pero no puedo llevarte así, y tampoco puedo dejarte sola.
-No me ha pasado nada, en serio, ve a por algo de ropa y vuelve, yo te esperaré.
Jake asintió, me cogió de las manos y me las besó, como si fueran lo más precioso que había en el planeta.
-Si vuelve…
-No volverá- Le aseguré- Y si vuelve no hará nada. No creo que quisiera hacerme daño realmente.

Me miró asegurándose de que sus ojos no bajaban de mi cuello e intentó sonreírme. Le devolví una sonrisa que pretendía ser reconfortante. Suspiró y se alejó de mí, para dirigirse a la entrada del hotel.
-Aun así le mataré.



Por Cassandra

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