Disclaimer: La mayoría de los personajes son de Stephenie Meyer, y muchos otros son mis versiones de ustedes, mis NTLS! Jajaja!
Summary: Somos el clan latino, y Joy está por cumplir años... hay que organizarle una fiesta, pero a quién podemos invitar??? (adivinen!)
Advertencia: Rating M
Capítulo IX: “Las Amenazas”
Robin’s POV
Seguimos caminando a paso lento por camino de tierra, ahora se las arregló para que le contara todo sobre mi vida. Parecía realmente interesado. Cuando llegamos al mercado, entramos y pasamos un rato ahí decidiendo qué comprar para la fiesta. Llevamos un par de bolsones de frituras, pan y embutidos, quesos, servilletas de papel y algunas botellas de gaseosa. Cuando pasamos por la verdulería, Seth me miró curioso.
- ¿Cuál es tu fruta preferida? –Me preguntó como si fuera lo más importante del mundo.
- El durazno. –Le contesté segura. Asintió y se dirigió al encargado.
- Dos duraznos, por favor. –Buscó dinero en el bolsillo de delante de su pantalón y sacó un billete gastado y enlodado para pagarlos. El dueño del puesto se los dio y recibió el billete. Sonreí cuando Seth me alcanzó el mío. Me sonrió y luego le dijo “gracias, adiós” cuando el hombre le entregó el cambio.
Seguimos recorriendo el mercado. Intenté que me dejara llevar algo, pero Seth insistió en cargarlo todo.
- Vamos, dame aunque sea una bolsa. –Me quejé mientras lo veía hacer malabares para comer su durazno. Me miró de reojo y sonrió.
- Bueno… -buscó entre las manijas que tenía en las manos y separó cuidadosamente una bolsa- Toma. Después no digas que no te doy lo que quieres.
Me reí con ganas, me había dado la pequeña bolsita con las servilletas de papel. Rodé los ojos y tomé la bolsita.
- Algo es algo. –Le dije riéndome- Aunque no me gusta que lleves tantas bolsas. Parece que te uso de burro de carga.
Cuando salíamos del mercado, Seth me dijo que esperara, y luego se fue corriendo con todas las bolsas a uno de los hombres que trabajaba con la carne. Le dijo un par de frases, me señaló, y el muchacho rió y le entregó una caja de cartón duro bastante grande para que pusiera todas las cosas.
Sonreí mientras se acercaba.
- ¿Que tal? ¿Ascendí de “burro de carga” a “lobo de carga”? –Me preguntó con tono bromista. Nos reímos por un rato, mientras nos alejábamos del mercado, hacia la casa de nuevo.
Continuamos hablando de tonterías por un rato, hasta que de repente, más o menos a mitad de camino, paró en seco y la caja cayó a sus pies. Me quedé quieta a su lado, preguntándome qué rayos le había pasado, esperando a que se explicara, pero no dijo nada. No hizo ningún ruido. Sólo cambió de postura, levantando los brazos hacia delante y agachándose un poco. Estaba a la defensiva. Era una posición que había visto demasiadas veces en mi vida. Cada vez que vampiros nuevos se acercaban a nuestra casa sin previo aviso.
- ¿Vampiros? –Susurré, como intentando que no me escucharan. Sabía que era en vano. Asintió con la cabeza, y luego la volteó un poco hacia la izquierda para indicarme por dónde vendrían.- ¿Cuántos? –le pregunté.
- Cuatro. –Me quedé helada. Quizás hubiéramos tenido oportunidad contra uno, pero ¿¿¿cuatro??? No teníamos ni una chance. Tragué saliva e intenté evitar que el miedo me doblara las piernas. Era el fin. Mi fin. Y luego me di cuenta de algo que me heló la sangre. No era mi fin, era el nuestro.
Adri´s POV
Tragué en seco mientras lo escuchaba caminar detrás de mí, intentando no morirme de vergüenza. ¿Por qué justo se le había ocurrido algo así? Respiré hondo y seguí caminando, quería aplazar el momento todo lo posible. Y el hecho de que los otros invitados me vieran desnuda no era una opción.
Ninguno de los dos decía nada, así que yo seguía adentrándome en el bosque. Era un alivio tener el oído lo suficientemente agudo como para estar segura de que caminaba a dos pasos detrás de mí, porque no me hubiera gustado para nada tener que darme vuelta para verle la cara. Presté atención a los otros sonidos del bosque, pero todo lo que escuchaba eran los animales, el viento, y el correr de agua a los lejos. Recordaba haber visto un arrollo cerca de la casa un par de veces.
Un bufido de ansiedad hizo que me estremeciera y volviera al presente. Pero lo ignoré, como si no lo hubiera escuchado. Unos metros después, una mano me tomó del brazo y me obligó a darme vuelta. Me encontré con los ojos de Nahuel y un calor más intenso del que estaba acostumbrada me recorrió de pies a cabeza cuando noté cómo se pegaba a mi cuerpo. Tardó unos segundos en hablar.
- ¿Planeas seguir caminando todo el día? –Me estremecí cuando sentí su aliento golpear mi cara y cerré los ojos para concentrarme en memorizar su aroma. Era realmente único, una mezcla rara, como agridulce, con un toque de jabón que hizo que me diera vueltas la cabeza.
Cuando logré abrir los ojos, noté que los suyos también estaban cerrados. Apoyé mi mano libre en su pecho y sentí como latía su corazón. Casi automáticamente, apoyé mi oído en su pecho para escucharlo de cerca, era el sonido más fascinante que hubiera oído jamás. Suspiré y me quedé quieta, esperando a que se alejara, o me recordara que era lo que había preguntado, pero el único movimiento que hizo fue rodearme con los brazos.
No tengo idea de cuánto tiempo nos quedamos así. Era tan extraño sentirme tan cómoda con alguien que acababa de conocer, pero supuse que eso era parte de la imprimación. Era todo tan irreal. Me había hecho a la idea de que era un punto muerto en el árbol genealógico, que era imposible que imprimara, pero ni en mis fantasías más alocadas, pensé que se sintiera como se sentía esto. Sus brazos parecían el lugar más seguro del mundo, como si al estar rodeada por ellos, nada malo pudiera pasarme. Como si fuera invencible y nada ni nadie pudiera derrotarme. Me sentía… completa. Por primera vez en toda mi vida, supe a dónde pertenecía. A dónde encajaba a la perfección.
Estaba más feliz ahora de lo que jamás pensé que sería posible. Una lágrima se me escapó y fue a para a su pecho. No pude evitarlo, la felicidad estaba haciendo que el pecho se me inflara de tal forma que era de esperarse que las emociones intentaran salir por algún lado.
Pero Nahuel malinterpretó mi pequeña muestra de felicidad y se alejó aclarándose la garganta y sacudiendo ligeramente la cabeza. Me apresuré a limpiar mi cara.
- Lo siento. Creo que será mejor que volvamos. –Lo miré curiosa, quizás había sido yo la que había malinterpretado su forma de actuar-. No tienes que hacer esto si no quieres. –Explicó.
¡Ah, claro! Hablaba de lo de entrar en fase. ¿Qué le haría pensar que no quería hacerlo? Bueno, me moría de vergüenza, pero eso no significaba que no lo quisiera. Lo único que me preocupaba era que estaría completamente desnuda, y nada más ni nada menos, que delante de mi imprimación. Mi imprimación… las palabras sonaron en mi cabeza como música y no pude evitar sonreír.
Me miró con los ojos como platos mientras bajaba los breteles de mi simple vestido a los hombros y lo dejaba caer sin siquiera abrir la boca. Sólo se me quedó mirando con una cara que me hizo estremecer, y tuve que luchar contra el instinto, que me decía que lo tumbara al piso e igualara las condiciones.
- Aléjate unos pasos, no quiero lastimarte. –Le susurré. Lo hizo sin mover los ojos de mi cuerpo, y luego dejé que el calor se adueñara de mi cuerpo, cambiándome a su paso.
Robin’s POV
Asumí que no habría tiempo de escapar. Nunca lo había cuando se trataba de vampiros. Me inquieté un poco cuando Seth empezó a temblar, pero su brazo se extendió hacia atrás buscándome con la mano. La tomé sin pensarlo dos veces y me acerqué a su cuerpo. El contacto se sentía como fuego.
- Hay algo raro. Sólo huelo dos en esa dirección. –Susurró indicándome con la cabeza el bosque a nuestra izquierda. Un poco de esperanza hizo que me relajara y pudiera pensar claro. Dos, quizás pudiera salir vivo si sólo eran dos.
- ¿Y los otros? –le pregunté en el mismo tono.
- No estoy seguro. –Arrugó la nariz y se tensó completamente, clavando la vista en el punto entre los árboles que me había indicado antes.
Después de unos segundos, dos hombres salieron de entre los árboles. Los dos llevaban capas oscuras hasta el piso, con capuchas sobre la cabeza. Parecían vampiros de cuento. Vampiros de verdad. Me estremecí mientras se acercaban a paso lento. Seth gruñó por lo bajo, como involuntariamente y luego tiró de mis manos para esconderme a su espalda.
- Bueno, bueno… ¿que tenemos aquí? Parece que nos encontramos con Caperucita Roja y el Lobo… -el más alto se rió despectivamente.
- James… no es necesario molestar a la comida. Sólo espera un segundo y sacaré al lobo del juego. –Intervino el otro con la voz calmada. Seth gruñó de nuevo pero ni “James” ni el otro le prestaron atención.
- ¡Oh, vamos! No me arruines la diversión, solo es un poco de pelea. Y es un lobo. Sólo uno.
Seth paró de temblar y volteó la cabeza hacia detrás. Seguí su mirada y vi a tres mujeres acercarse. Una era mas vale bajita, con ojos avellanados y cabello lacio y largo. La que le seguía de cerca era esbelta y de pelo más oscuro y alborotado. La tercera estaba un poco rezagada, atrás de las otras dos. Era parecida a la anterior, pero de facciones menos perfectas. La miré con atención. Era humana. El color de sus mejillas y su piel rosada la delataba. Parecía un poco menor de lo que aparentaban sus compañeras.
- Un lobo y dos vampiresas. –Dijo la primera en tono de corrección. Seth todavía parecía tenso y temblaba como si no pudiera evitarlo. Pasaba los ojos de los dos hombres a las tres mujeres, como si no supiera para donde correr. Ellas se acercaron a nosotros con andar despreocupado y la vista fija en los vampiros.
- Tranquilo, chucho, sólo venimos a ayudarte. –Soltó la vampiriza que aún no había hablado. Lo de “chucho” estuvo de más, pero parecían buenas noticias. Creo que Seth y yo vimos sus ojos al mismo tiempo. Eran dorados como la miel. Después de un segundo, él asintió y volvió a mirar hacia delante. Lo imité. Los vampiros no parecían nerviosos en absoluto. El más bajo seguía relajado, y el más alto estaba… ¿contento?
Tenía la cara como la de un niño que acababa de entrar a una juguetería. ¿Qué clase de vampiro sádico y retorcido era este?
- Bien, ahora sí debería ser interesante. –Soltó con tono esperanzado. Era un juego. Para él, matarnos sólo era un juego. Como una carrera de obstáculos. Me estremecí.
- Violeta. Sabes que hacer. Aléjala de aquí. –Habló con tono autoritario la vampiresa que cada vez veía más parecida a la humana. La humana se adelantó y me tomó del brazo, pero yo no me solté de Seth. No quería hacerlo.
- Vamos, tenemos que alejarnos un poco. –Miré a Seth, él me miraba fijo a los ojos, y después de un segundo, asintió para darme confianza. Me solté muy a mi pesar y dejé que la chica, Violeta, me remolcara unos pasos detrás de la línea que habían formado Seth y las dos mujeres.
- ¿Vas a transformarte? –Preguntó por lo bajo la de cabello lacio.
- No. –se tomo un momento para relajar los músculos de su mandíbula- No creo poder distinguir.
Ambas asintieron y se colocaron en la misma posición defensiva de Seth.
- Ya, esto es ridículo, James. No pienso pegarte cuando te descuarticen. –Se puso serio, como concentrado en un punto fijo en el pecho del lobo.
- No, Alec, no le quites toda la diversión. –James parecía desilusionado.
- Sabes tan bien como yo que no es propio hacer una escena en el medio del bosque. De todas formas, tú podrás comerte a la que querías, y luego… no sé, quizás yo mate a la más pequeña, así que no veo cuál es el problema.
Seguí con la vista clavada en el pecho de Seth, que gruñó como un animal al escuchar la frase. Las mujeres sisearon y se tensaron también, una de ellas preparándose para saltar. Pero de repente se quedaron los tres quietos. Demasiado quietos. Sus brazos cayeron a los costados, y los temblores de Seth se disiparon mientras relajaba todos los músculos de su cuerpo. Casi parecía que no respiraban. Era como si se hubieran quedado dormidos, pero de pie y con los ojos abiertos. Miré a Violeta, pero su cara de susto era un reflejo exacto de la mía.
¿Qué rayos había pasado? Era como si los hubieran apagado. Volteé la cabeza y vi como James se acercaba a paso lento y con una sonrisa tranquila de satisfacción y suficiencia que me provocaba más miedo que si hubiera estado mostrando los dientes. Se quitó la capucha lentamente y reveló un cabello rubio y unos ojos color borgoña, oscurecidos por la sed.
Mi instinto fue pararme delante de la chica que apenas conocía. Si de todas formas iban a comerme, que mejor que intentar salvar a la chica humana con la que me sentía tan identificada. Tendría a penas un año menos que yo, y ya andaba con vampiresas. Era la historia de mi vida.
Me moría de miedo, me temblaban las rodillas y casi no aguantaba las ganas de llorar, pero no le iba a dar la satisfacción de saber que le temía. Si tanto disfrutaba el miedo de sus presas, no soltaría ni un solo grito. No quería darle la satisfacción. En vez de eso, planté los pies en la tierra, levanté la barbilla bien alta y decidí jugar la única carta que me quedaba.
- Mi familia te perseguirá si haces tanto como tocarnos un pelo. –Intenté sonar amenazante. Se acercó más y puso un dedo en mi cara, obligándome a levantar la cabeza y exponer mi cuello.
- ¿Si? ¡Que miedo! –Soltó sarcástico.
- Si. Joy te hará pedazos.
- Espera, James. –dijo el que estaba más lejos. Creo que los dientes pararon a dos centímetros de mi piel. Alec se acercó y me miró a mi directamente por primera vez.
- ¿Qué nombre dijiste? –Preguntó en tono autoritario.
- Joy. –Repetí con más confianza- Y no sólo ella. Naty y Kokoro los perseguirán hasta el fin del mundo.
- Vamos James. Déjala en paz.
Un gruñido gutural salió de James y luché por no estremecerme.
- Ya me oíste. Vamos. –El tono de Alec fue seco, autoritario. James me soltó la cara de mala gana.
- Tienes suerte, niña. –Volteó para mirar a su compañero- ¿Y qué harás con los otros?
- El efecto les durará lo suficiente para que nos alejemos unos kilóme… ¿y esa quién es?
Nahuel’s POV
Decir que me quedé sin palabras cuando su vestido cayó al piso era quedarse muy, pero muy corto. Me sentí un poco incómodo al notar la sangre acumulándose en un solo punto de mi cuerpo. Sólo un desesperado sin remedio se excitaría por ver a una mujer desnuda por menos de quince segundos, pero no pude evitarlo. Nunca había sido tan afortunado de ver curvas como esas.
- Aléjate unos pasos, no quiero lastimarte. –Sólo lo susurró, pero le hice caso. Comenzó a temblar, primero sólo un poco, pero después casi parecía que vibraba. Un enorme lobo color chocolate con leche se irguió donde antes estaba su cuerpo. Nunca había visto algo tan impresionante. Me quedé con la boca abierta, mirándola fijamente. Su posición era bastante dudosa, con la cabeza ligeramente baja y las patas delanteras un poco dobladas.
Me acerqué como atraído por un enorme magnetismo. Tenía que tocarla. Quería comprobar por mí mismo que era real. Alcé la mano para tocar la mejilla de su hocico y su cabeza se dobló hacia mis dedos, apoyándose en ellos y cerrando los ojos. Era increíble cómo aún siento un animal, podía seguir siendo tan hermosa.
Hundí mis dedos en su pelaje largo y achocolatado, moviendo la mano por su cuello, maravillado por su suavidad. Cuando la miré a los ojos de nuevo supe que estaba perdido. Ya no tenía escapatoria. No podría negármelo a mi mismo ni un segundo más. Estaba enamorado. Yo. Nunca pensé que encontraría a alguien hecha tan a mi medida. Movió la cabeza como preguntándome qué pensaba.
- ¿Podrías volver a transformarte, por favor? –Murmuré. Asintió con la cabeza y esperó a que me alejara un par de pasos. Lentamente volvió a su forma anterior. En cuanto se completó la transformación, comenzó a hablar.
- ¿Y? ¿Demasiado impresionan-
Me acerqué lo más rápido que pude, interrumpiendo su pregunta. No podía soportar ni un segundo más las ganas de saber cómo sabrían sus labios. Ya no me importaba si me alejaba. Nunca había estado enamorado. Nunca me había sentido tan deseoso por algo en todos mis años. La besé ansioso y desesperado, pero para mi sorpresa, soltó un gemido que hizo que me estremeciera y apretara la piel tersa de su cintura contra mí. Quería que me sintiera. Quería que supiera lo que había provocado en mí con sólo regalarme su presencia.
Sus manos se apresuraron a desabrochar mi camisa, mientras mis pies quitaban mis zapatos torpemente. Sentí su lengua caliente abrirse paso a mi boca, y solo pude levantarla para que enredara sus piernas alrededor de mi cadera. Un delicioso gemido hizo que me apretara más contra ella cuando su entrepierna tocó la mía a través de la tela. Sentir su olor a excitación, seductor e intenso, esperándome, me volvió totalmente loco. Bajé a su cuello y saboreé su piel con todo el cuidado del que era capaz. Si por accidente mis dientes la perforaban, era seguro que la mataría.
Se bajó de mí sin dejar de besarme en el hombro y sus manos temblaron mientras luchaban con la hebilla de mi cinturón. Cuando el cinto cayó a mis pies, tomé su cara entre mis manos y la atraje a mi boca para seguir besándola. Se distrajo y sus brazos se aferraron a mi espalda, sus uñas clavándose en mi piel. Apenas logré concentrarme lo suficiente para buscar mi billetera en mi bolsillo trasero.
La abrí a tientas y al momento en el que encontré lo que buscaba la arrojé a mis espaldas. Adri me mordió el labio suavemente y casi gruñí de la desesperación. Era demasiado provocativa para su propio bien.
Muy despacio, fuimos bajando al suelo hasta quedar ambos arrodillados, uno en frente del otro. Nuestras bocas no perdieron el contacto en ningún momento, y eso hacía que no lograra concentrarme lo suficiente para abrir el preservativo que todavía temblaba en mi mano por la ansiedad. Cuando se alejó un poco de mi cara y miró mis manos. Tomó las mías entre las suyas, y luego me sacó el pequeño paquete, indicándome con los ojos que ella se encargaba. Suspiré y la miré mientras lo hacía. Parecía tan segura de sí misma, tan decidida… y eso no hacía más que excitarme hasta el punto en el que me dolía cada segundo que se demoraba en dejarme tomarla. Yo me dediqué a desabrocharme el pantalón, y bajarlo sólo lo suficiente para liberar mi miembro.
Por fortuna lo abrió bastante rápido. Y luego, sin que se lo pidiera acercó sus manos para ponérmelo. Cada caricia que me regalaba hacía que quisiera tumbarla en el piso y hacerla mía de todas las formas posibles. Mientras el calor iba moviéndose por mi piel y aumentando al contacto con sus dedos, no pude evitar gruñir y cerrar los ojos para sumergirme en la sensación.
Cuando terminó de colocarlo, sus manos se posaron en mis hombros, yo aún estaba arrodillado en la tierra, con mis piernas totalmente flexionadas. Puso sus piernas a los lados de las mías, apoyando las rodillas en el piso y acercó su cara para besarme. Mientras sus manos se enredaban en mi pelo y sus suaves pechos se apretaban contra el mío, comencé a sentirla acomodándose contra mí, buscando el punto exacto para dejarse caer.
A penas lo encontró, y sentí su entrada en la punta de mi miembro, la tome de las caderas y extendí las piernas para incrustarme en ella lo más hondo posible. Soltó un grito que intenté grabar en mi mente con todas mis fuerzas y arqueó la espalda, empujando sus senos más cerca de mi boca, una oportunidad que no hubiera dejado pasar ni aunque me hubieran amenazado con matarme.
La sensación que me provocaba su calor a mi alrededor era indescriptible. Las humanas con las que lo había hecho siempre tenían la temperatura corporal varios grados por debajo de la mía, pero ella era diferente. Su calor me envolvía, invitándome a moverme, recordándome que podía hacerla mía con toda la fuerza que mi cuerpo y mis impulsos me pedían. Que no era frágil ni débil.
Cuando mi lengua pasó por su piel de su clavícula, provocando que se erizara, comenzó a moverse en círculos contra mí, apretando su cadera contra la mía como nadie nunca lo había hecho antes. Era la sensación más placentera que hubiera experimentado. No tenía que ponerle límites a nada, más que a mi dentadura. Y ni siquiera eso era importante. No sentía la necesidad de morderla, la sed que muchas veces me había atormentado, ahora había pasado a segundo plano. Su sangre olía bien, sí… pero no como comida. No sentía el ardor en mi garganta. Ahora un ardor diferente se expandía por todo mi cuerpo… y estaba completamente seguro de que sería cien por ciento adictivo. No podría seguir viviendo sin sentirla así de cerca cada día por el resto de la eternidad.
Gimió fuerte y la tomé de nuevo de la cadera, clavando mis dedos en su piel y haciendo que subiera y bajara, mientras ella seguía moviéndose en perfectos y rítmicos círculos. Una de sus manos tiró de un puñado de mi cabello al tiempo que la otra se deslizaba por mi cuello, ligera, suave y delicada. Era como si supiera exactamente qué tocar y de qué forma, para volverme loco. Aumenté la fuerza de mis embestidas, mientras ella hacía lo propio con sus movimientos. Era asombroso cómo parecíamos completamente sincronizados, como si ambos estuviéramos hechos a la medida del otro.
Me maravillé con la sensación de su boca en mi hombro y su mano paseándose por mi espalda. Su aliento caliente e irregular golpeaba en mi piel con fuerza, mientras escuchaba a su corazón latir desenfrenado, justo al mismo ritmo que el mío. Parecía que ambos buscaban salirse de nuestros cuerpos, para juntarse y latir por siempre unidos.
- Eres lo más importante que me ha pasado en toda la vida. –Le susurré al oído con la respiración entrecortada y las palabras separadas por suspiros. Gimió como si intentara que todo el mundo la escuchara y se dejó caer de espaldas en el piso, tirando de mis hombros para llevarme con ella.
Seguí penetrándola hasta lo más profundo que podía, maravillándome con cada grito entrecortado que se escapaba de sus labios carnosos y tentadores. Sentí cómo su temperatura seguía aumentando a medida que cerraba los ojos y se mordía los labios. Miré directo a su cara mientras incrementaba aún más la fuerza de mis embestidas. Estaba a punto de venirme, y podía sentir que ella también. Lo sabía por la forma en la que se estremecía una y otra vez ante cada uno de mis movimientos, lo sabia por su olor y por sus gritos.
Cuando comenzó a estrecharse, envolviéndome con más fuerza, me concentré en mirar su rostro mientras se venía. Era la imagen más fascinante que hubiera visto. Sus facciones contraídas, así como todos y cada uno de los músculos de su cuerpo, sus ojos cerrados y sus dientes mordiendo su labio, haciendo que sus gemidos se deformaran.
Con esa imagen quemándome los sentidos, escondí mi cabeza en su cuello, apoyando la boca en su piel para evitar gritar mientras me venía. Era más intenso que cualquier otra cosa en el mundo. Mis dedos se clavaron en la tierra a los costados de su cabeza mientras me impulsaba contra ella con todas mis fuerzas una vez más, antes de quedarme quieto, esperando que el placer que me recorría disminuyera y me respondieran los músculos, que se sentían entumecidos y atontados por la satisfacción.
Robin’s POV
Seguimos caminando a paso lento por camino de tierra, ahora se las arregló para que le contara todo sobre mi vida. Parecía realmente interesado. Cuando llegamos al mercado, entramos y pasamos un rato ahí decidiendo qué comprar para la fiesta. Llevamos un par de bolsones de frituras, pan y embutidos, quesos, servilletas de papel y algunas botellas de gaseosa. Cuando pasamos por la verdulería, Seth me miró curioso.
- ¿Cuál es tu fruta preferida? –Me preguntó como si fuera lo más importante del mundo.
- El durazno. –Le contesté segura. Asintió y se dirigió al encargado.
- Dos duraznos, por favor. –Buscó dinero en el bolsillo de delante de su pantalón y sacó un billete gastado y enlodado para pagarlos. El dueño del puesto se los dio y recibió el billete. Sonreí cuando Seth me alcanzó el mío. Me sonrió y luego le dijo “gracias, adiós” cuando el hombre le entregó el cambio.
Seguimos recorriendo el mercado. Intenté que me dejara llevar algo, pero Seth insistió en cargarlo todo.
- Vamos, dame aunque sea una bolsa. –Me quejé mientras lo veía hacer malabares para comer su durazno. Me miró de reojo y sonrió.
- Bueno… -buscó entre las manijas que tenía en las manos y separó cuidadosamente una bolsa- Toma. Después no digas que no te doy lo que quieres.
Me reí con ganas, me había dado la pequeña bolsita con las servilletas de papel. Rodé los ojos y tomé la bolsita.
- Algo es algo. –Le dije riéndome- Aunque no me gusta que lleves tantas bolsas. Parece que te uso de burro de carga.
Cuando salíamos del mercado, Seth me dijo que esperara, y luego se fue corriendo con todas las bolsas a uno de los hombres que trabajaba con la carne. Le dijo un par de frases, me señaló, y el muchacho rió y le entregó una caja de cartón duro bastante grande para que pusiera todas las cosas.
Sonreí mientras se acercaba.
- ¿Que tal? ¿Ascendí de “burro de carga” a “lobo de carga”? –Me preguntó con tono bromista. Nos reímos por un rato, mientras nos alejábamos del mercado, hacia la casa de nuevo.
Continuamos hablando de tonterías por un rato, hasta que de repente, más o menos a mitad de camino, paró en seco y la caja cayó a sus pies. Me quedé quieta a su lado, preguntándome qué rayos le había pasado, esperando a que se explicara, pero no dijo nada. No hizo ningún ruido. Sólo cambió de postura, levantando los brazos hacia delante y agachándose un poco. Estaba a la defensiva. Era una posición que había visto demasiadas veces en mi vida. Cada vez que vampiros nuevos se acercaban a nuestra casa sin previo aviso.
- ¿Vampiros? –Susurré, como intentando que no me escucharan. Sabía que era en vano. Asintió con la cabeza, y luego la volteó un poco hacia la izquierda para indicarme por dónde vendrían.- ¿Cuántos? –le pregunté.
- Cuatro. –Me quedé helada. Quizás hubiéramos tenido oportunidad contra uno, pero ¿¿¿cuatro??? No teníamos ni una chance. Tragué saliva e intenté evitar que el miedo me doblara las piernas. Era el fin. Mi fin. Y luego me di cuenta de algo que me heló la sangre. No era mi fin, era el nuestro.
Adri´s POV
Tragué en seco mientras lo escuchaba caminar detrás de mí, intentando no morirme de vergüenza. ¿Por qué justo se le había ocurrido algo así? Respiré hondo y seguí caminando, quería aplazar el momento todo lo posible. Y el hecho de que los otros invitados me vieran desnuda no era una opción.
Ninguno de los dos decía nada, así que yo seguía adentrándome en el bosque. Era un alivio tener el oído lo suficientemente agudo como para estar segura de que caminaba a dos pasos detrás de mí, porque no me hubiera gustado para nada tener que darme vuelta para verle la cara. Presté atención a los otros sonidos del bosque, pero todo lo que escuchaba eran los animales, el viento, y el correr de agua a los lejos. Recordaba haber visto un arrollo cerca de la casa un par de veces.
Un bufido de ansiedad hizo que me estremeciera y volviera al presente. Pero lo ignoré, como si no lo hubiera escuchado. Unos metros después, una mano me tomó del brazo y me obligó a darme vuelta. Me encontré con los ojos de Nahuel y un calor más intenso del que estaba acostumbrada me recorrió de pies a cabeza cuando noté cómo se pegaba a mi cuerpo. Tardó unos segundos en hablar.
- ¿Planeas seguir caminando todo el día? –Me estremecí cuando sentí su aliento golpear mi cara y cerré los ojos para concentrarme en memorizar su aroma. Era realmente único, una mezcla rara, como agridulce, con un toque de jabón que hizo que me diera vueltas la cabeza.
Cuando logré abrir los ojos, noté que los suyos también estaban cerrados. Apoyé mi mano libre en su pecho y sentí como latía su corazón. Casi automáticamente, apoyé mi oído en su pecho para escucharlo de cerca, era el sonido más fascinante que hubiera oído jamás. Suspiré y me quedé quieta, esperando a que se alejara, o me recordara que era lo que había preguntado, pero el único movimiento que hizo fue rodearme con los brazos.
No tengo idea de cuánto tiempo nos quedamos así. Era tan extraño sentirme tan cómoda con alguien que acababa de conocer, pero supuse que eso era parte de la imprimación. Era todo tan irreal. Me había hecho a la idea de que era un punto muerto en el árbol genealógico, que era imposible que imprimara, pero ni en mis fantasías más alocadas, pensé que se sintiera como se sentía esto. Sus brazos parecían el lugar más seguro del mundo, como si al estar rodeada por ellos, nada malo pudiera pasarme. Como si fuera invencible y nada ni nadie pudiera derrotarme. Me sentía… completa. Por primera vez en toda mi vida, supe a dónde pertenecía. A dónde encajaba a la perfección.
Estaba más feliz ahora de lo que jamás pensé que sería posible. Una lágrima se me escapó y fue a para a su pecho. No pude evitarlo, la felicidad estaba haciendo que el pecho se me inflara de tal forma que era de esperarse que las emociones intentaran salir por algún lado.
Pero Nahuel malinterpretó mi pequeña muestra de felicidad y se alejó aclarándose la garganta y sacudiendo ligeramente la cabeza. Me apresuré a limpiar mi cara.
- Lo siento. Creo que será mejor que volvamos. –Lo miré curiosa, quizás había sido yo la que había malinterpretado su forma de actuar-. No tienes que hacer esto si no quieres. –Explicó.
¡Ah, claro! Hablaba de lo de entrar en fase. ¿Qué le haría pensar que no quería hacerlo? Bueno, me moría de vergüenza, pero eso no significaba que no lo quisiera. Lo único que me preocupaba era que estaría completamente desnuda, y nada más ni nada menos, que delante de mi imprimación. Mi imprimación… las palabras sonaron en mi cabeza como música y no pude evitar sonreír.
Me miró con los ojos como platos mientras bajaba los breteles de mi simple vestido a los hombros y lo dejaba caer sin siquiera abrir la boca. Sólo se me quedó mirando con una cara que me hizo estremecer, y tuve que luchar contra el instinto, que me decía que lo tumbara al piso e igualara las condiciones.
- Aléjate unos pasos, no quiero lastimarte. –Le susurré. Lo hizo sin mover los ojos de mi cuerpo, y luego dejé que el calor se adueñara de mi cuerpo, cambiándome a su paso.
Robin’s POV
Asumí que no habría tiempo de escapar. Nunca lo había cuando se trataba de vampiros. Me inquieté un poco cuando Seth empezó a temblar, pero su brazo se extendió hacia atrás buscándome con la mano. La tomé sin pensarlo dos veces y me acerqué a su cuerpo. El contacto se sentía como fuego.
- Hay algo raro. Sólo huelo dos en esa dirección. –Susurró indicándome con la cabeza el bosque a nuestra izquierda. Un poco de esperanza hizo que me relajara y pudiera pensar claro. Dos, quizás pudiera salir vivo si sólo eran dos.
- ¿Y los otros? –le pregunté en el mismo tono.
- No estoy seguro. –Arrugó la nariz y se tensó completamente, clavando la vista en el punto entre los árboles que me había indicado antes.
Después de unos segundos, dos hombres salieron de entre los árboles. Los dos llevaban capas oscuras hasta el piso, con capuchas sobre la cabeza. Parecían vampiros de cuento. Vampiros de verdad. Me estremecí mientras se acercaban a paso lento. Seth gruñó por lo bajo, como involuntariamente y luego tiró de mis manos para esconderme a su espalda.
- Bueno, bueno… ¿que tenemos aquí? Parece que nos encontramos con Caperucita Roja y el Lobo… -el más alto se rió despectivamente.
- James… no es necesario molestar a la comida. Sólo espera un segundo y sacaré al lobo del juego. –Intervino el otro con la voz calmada. Seth gruñó de nuevo pero ni “James” ni el otro le prestaron atención.
- ¡Oh, vamos! No me arruines la diversión, solo es un poco de pelea. Y es un lobo. Sólo uno.
Seth paró de temblar y volteó la cabeza hacia detrás. Seguí su mirada y vi a tres mujeres acercarse. Una era mas vale bajita, con ojos avellanados y cabello lacio y largo. La que le seguía de cerca era esbelta y de pelo más oscuro y alborotado. La tercera estaba un poco rezagada, atrás de las otras dos. Era parecida a la anterior, pero de facciones menos perfectas. La miré con atención. Era humana. El color de sus mejillas y su piel rosada la delataba. Parecía un poco menor de lo que aparentaban sus compañeras.
- Un lobo y dos vampiresas. –Dijo la primera en tono de corrección. Seth todavía parecía tenso y temblaba como si no pudiera evitarlo. Pasaba los ojos de los dos hombres a las tres mujeres, como si no supiera para donde correr. Ellas se acercaron a nosotros con andar despreocupado y la vista fija en los vampiros.
- Tranquilo, chucho, sólo venimos a ayudarte. –Soltó la vampiriza que aún no había hablado. Lo de “chucho” estuvo de más, pero parecían buenas noticias. Creo que Seth y yo vimos sus ojos al mismo tiempo. Eran dorados como la miel. Después de un segundo, él asintió y volvió a mirar hacia delante. Lo imité. Los vampiros no parecían nerviosos en absoluto. El más bajo seguía relajado, y el más alto estaba… ¿contento?
Tenía la cara como la de un niño que acababa de entrar a una juguetería. ¿Qué clase de vampiro sádico y retorcido era este?
- Bien, ahora sí debería ser interesante. –Soltó con tono esperanzado. Era un juego. Para él, matarnos sólo era un juego. Como una carrera de obstáculos. Me estremecí.
- Violeta. Sabes que hacer. Aléjala de aquí. –Habló con tono autoritario la vampiresa que cada vez veía más parecida a la humana. La humana se adelantó y me tomó del brazo, pero yo no me solté de Seth. No quería hacerlo.
- Vamos, tenemos que alejarnos un poco. –Miré a Seth, él me miraba fijo a los ojos, y después de un segundo, asintió para darme confianza. Me solté muy a mi pesar y dejé que la chica, Violeta, me remolcara unos pasos detrás de la línea que habían formado Seth y las dos mujeres.
- ¿Vas a transformarte? –Preguntó por lo bajo la de cabello lacio.
- No. –se tomo un momento para relajar los músculos de su mandíbula- No creo poder distinguir.
Ambas asintieron y se colocaron en la misma posición defensiva de Seth.
- Ya, esto es ridículo, James. No pienso pegarte cuando te descuarticen. –Se puso serio, como concentrado en un punto fijo en el pecho del lobo.
- No, Alec, no le quites toda la diversión. –James parecía desilusionado.
- Sabes tan bien como yo que no es propio hacer una escena en el medio del bosque. De todas formas, tú podrás comerte a la que querías, y luego… no sé, quizás yo mate a la más pequeña, así que no veo cuál es el problema.
Seguí con la vista clavada en el pecho de Seth, que gruñó como un animal al escuchar la frase. Las mujeres sisearon y se tensaron también, una de ellas preparándose para saltar. Pero de repente se quedaron los tres quietos. Demasiado quietos. Sus brazos cayeron a los costados, y los temblores de Seth se disiparon mientras relajaba todos los músculos de su cuerpo. Casi parecía que no respiraban. Era como si se hubieran quedado dormidos, pero de pie y con los ojos abiertos. Miré a Violeta, pero su cara de susto era un reflejo exacto de la mía.
¿Qué rayos había pasado? Era como si los hubieran apagado. Volteé la cabeza y vi como James se acercaba a paso lento y con una sonrisa tranquila de satisfacción y suficiencia que me provocaba más miedo que si hubiera estado mostrando los dientes. Se quitó la capucha lentamente y reveló un cabello rubio y unos ojos color borgoña, oscurecidos por la sed.
Mi instinto fue pararme delante de la chica que apenas conocía. Si de todas formas iban a comerme, que mejor que intentar salvar a la chica humana con la que me sentía tan identificada. Tendría a penas un año menos que yo, y ya andaba con vampiresas. Era la historia de mi vida.
Me moría de miedo, me temblaban las rodillas y casi no aguantaba las ganas de llorar, pero no le iba a dar la satisfacción de saber que le temía. Si tanto disfrutaba el miedo de sus presas, no soltaría ni un solo grito. No quería darle la satisfacción. En vez de eso, planté los pies en la tierra, levanté la barbilla bien alta y decidí jugar la única carta que me quedaba.
- Mi familia te perseguirá si haces tanto como tocarnos un pelo. –Intenté sonar amenazante. Se acercó más y puso un dedo en mi cara, obligándome a levantar la cabeza y exponer mi cuello.
- ¿Si? ¡Que miedo! –Soltó sarcástico.
- Si. Joy te hará pedazos.
- Espera, James. –dijo el que estaba más lejos. Creo que los dientes pararon a dos centímetros de mi piel. Alec se acercó y me miró a mi directamente por primera vez.
- ¿Qué nombre dijiste? –Preguntó en tono autoritario.
- Joy. –Repetí con más confianza- Y no sólo ella. Naty y Kokoro los perseguirán hasta el fin del mundo.
- Vamos James. Déjala en paz.
Un gruñido gutural salió de James y luché por no estremecerme.
- Ya me oíste. Vamos. –El tono de Alec fue seco, autoritario. James me soltó la cara de mala gana.
- Tienes suerte, niña. –Volteó para mirar a su compañero- ¿Y qué harás con los otros?
- El efecto les durará lo suficiente para que nos alejemos unos kilóme… ¿y esa quién es?
Nahuel’s POV
Decir que me quedé sin palabras cuando su vestido cayó al piso era quedarse muy, pero muy corto. Me sentí un poco incómodo al notar la sangre acumulándose en un solo punto de mi cuerpo. Sólo un desesperado sin remedio se excitaría por ver a una mujer desnuda por menos de quince segundos, pero no pude evitarlo. Nunca había sido tan afortunado de ver curvas como esas.
- Aléjate unos pasos, no quiero lastimarte. –Sólo lo susurró, pero le hice caso. Comenzó a temblar, primero sólo un poco, pero después casi parecía que vibraba. Un enorme lobo color chocolate con leche se irguió donde antes estaba su cuerpo. Nunca había visto algo tan impresionante. Me quedé con la boca abierta, mirándola fijamente. Su posición era bastante dudosa, con la cabeza ligeramente baja y las patas delanteras un poco dobladas.
Me acerqué como atraído por un enorme magnetismo. Tenía que tocarla. Quería comprobar por mí mismo que era real. Alcé la mano para tocar la mejilla de su hocico y su cabeza se dobló hacia mis dedos, apoyándose en ellos y cerrando los ojos. Era increíble cómo aún siento un animal, podía seguir siendo tan hermosa.
Hundí mis dedos en su pelaje largo y achocolatado, moviendo la mano por su cuello, maravillado por su suavidad. Cuando la miré a los ojos de nuevo supe que estaba perdido. Ya no tenía escapatoria. No podría negármelo a mi mismo ni un segundo más. Estaba enamorado. Yo. Nunca pensé que encontraría a alguien hecha tan a mi medida. Movió la cabeza como preguntándome qué pensaba.
- ¿Podrías volver a transformarte, por favor? –Murmuré. Asintió con la cabeza y esperó a que me alejara un par de pasos. Lentamente volvió a su forma anterior. En cuanto se completó la transformación, comenzó a hablar.
- ¿Y? ¿Demasiado impresionan-
Me acerqué lo más rápido que pude, interrumpiendo su pregunta. No podía soportar ni un segundo más las ganas de saber cómo sabrían sus labios. Ya no me importaba si me alejaba. Nunca había estado enamorado. Nunca me había sentido tan deseoso por algo en todos mis años. La besé ansioso y desesperado, pero para mi sorpresa, soltó un gemido que hizo que me estremeciera y apretara la piel tersa de su cintura contra mí. Quería que me sintiera. Quería que supiera lo que había provocado en mí con sólo regalarme su presencia.
Sus manos se apresuraron a desabrochar mi camisa, mientras mis pies quitaban mis zapatos torpemente. Sentí su lengua caliente abrirse paso a mi boca, y solo pude levantarla para que enredara sus piernas alrededor de mi cadera. Un delicioso gemido hizo que me apretara más contra ella cuando su entrepierna tocó la mía a través de la tela. Sentir su olor a excitación, seductor e intenso, esperándome, me volvió totalmente loco. Bajé a su cuello y saboreé su piel con todo el cuidado del que era capaz. Si por accidente mis dientes la perforaban, era seguro que la mataría.
Se bajó de mí sin dejar de besarme en el hombro y sus manos temblaron mientras luchaban con la hebilla de mi cinturón. Cuando el cinto cayó a mis pies, tomé su cara entre mis manos y la atraje a mi boca para seguir besándola. Se distrajo y sus brazos se aferraron a mi espalda, sus uñas clavándose en mi piel. Apenas logré concentrarme lo suficiente para buscar mi billetera en mi bolsillo trasero.
La abrí a tientas y al momento en el que encontré lo que buscaba la arrojé a mis espaldas. Adri me mordió el labio suavemente y casi gruñí de la desesperación. Era demasiado provocativa para su propio bien.
Muy despacio, fuimos bajando al suelo hasta quedar ambos arrodillados, uno en frente del otro. Nuestras bocas no perdieron el contacto en ningún momento, y eso hacía que no lograra concentrarme lo suficiente para abrir el preservativo que todavía temblaba en mi mano por la ansiedad. Cuando se alejó un poco de mi cara y miró mis manos. Tomó las mías entre las suyas, y luego me sacó el pequeño paquete, indicándome con los ojos que ella se encargaba. Suspiré y la miré mientras lo hacía. Parecía tan segura de sí misma, tan decidida… y eso no hacía más que excitarme hasta el punto en el que me dolía cada segundo que se demoraba en dejarme tomarla. Yo me dediqué a desabrocharme el pantalón, y bajarlo sólo lo suficiente para liberar mi miembro.
Por fortuna lo abrió bastante rápido. Y luego, sin que se lo pidiera acercó sus manos para ponérmelo. Cada caricia que me regalaba hacía que quisiera tumbarla en el piso y hacerla mía de todas las formas posibles. Mientras el calor iba moviéndose por mi piel y aumentando al contacto con sus dedos, no pude evitar gruñir y cerrar los ojos para sumergirme en la sensación.
Cuando terminó de colocarlo, sus manos se posaron en mis hombros, yo aún estaba arrodillado en la tierra, con mis piernas totalmente flexionadas. Puso sus piernas a los lados de las mías, apoyando las rodillas en el piso y acercó su cara para besarme. Mientras sus manos se enredaban en mi pelo y sus suaves pechos se apretaban contra el mío, comencé a sentirla acomodándose contra mí, buscando el punto exacto para dejarse caer.
A penas lo encontró, y sentí su entrada en la punta de mi miembro, la tome de las caderas y extendí las piernas para incrustarme en ella lo más hondo posible. Soltó un grito que intenté grabar en mi mente con todas mis fuerzas y arqueó la espalda, empujando sus senos más cerca de mi boca, una oportunidad que no hubiera dejado pasar ni aunque me hubieran amenazado con matarme.
La sensación que me provocaba su calor a mi alrededor era indescriptible. Las humanas con las que lo había hecho siempre tenían la temperatura corporal varios grados por debajo de la mía, pero ella era diferente. Su calor me envolvía, invitándome a moverme, recordándome que podía hacerla mía con toda la fuerza que mi cuerpo y mis impulsos me pedían. Que no era frágil ni débil.
Cuando mi lengua pasó por su piel de su clavícula, provocando que se erizara, comenzó a moverse en círculos contra mí, apretando su cadera contra la mía como nadie nunca lo había hecho antes. Era la sensación más placentera que hubiera experimentado. No tenía que ponerle límites a nada, más que a mi dentadura. Y ni siquiera eso era importante. No sentía la necesidad de morderla, la sed que muchas veces me había atormentado, ahora había pasado a segundo plano. Su sangre olía bien, sí… pero no como comida. No sentía el ardor en mi garganta. Ahora un ardor diferente se expandía por todo mi cuerpo… y estaba completamente seguro de que sería cien por ciento adictivo. No podría seguir viviendo sin sentirla así de cerca cada día por el resto de la eternidad.
Gimió fuerte y la tomé de nuevo de la cadera, clavando mis dedos en su piel y haciendo que subiera y bajara, mientras ella seguía moviéndose en perfectos y rítmicos círculos. Una de sus manos tiró de un puñado de mi cabello al tiempo que la otra se deslizaba por mi cuello, ligera, suave y delicada. Era como si supiera exactamente qué tocar y de qué forma, para volverme loco. Aumenté la fuerza de mis embestidas, mientras ella hacía lo propio con sus movimientos. Era asombroso cómo parecíamos completamente sincronizados, como si ambos estuviéramos hechos a la medida del otro.
Me maravillé con la sensación de su boca en mi hombro y su mano paseándose por mi espalda. Su aliento caliente e irregular golpeaba en mi piel con fuerza, mientras escuchaba a su corazón latir desenfrenado, justo al mismo ritmo que el mío. Parecía que ambos buscaban salirse de nuestros cuerpos, para juntarse y latir por siempre unidos.
- Eres lo más importante que me ha pasado en toda la vida. –Le susurré al oído con la respiración entrecortada y las palabras separadas por suspiros. Gimió como si intentara que todo el mundo la escuchara y se dejó caer de espaldas en el piso, tirando de mis hombros para llevarme con ella.
Seguí penetrándola hasta lo más profundo que podía, maravillándome con cada grito entrecortado que se escapaba de sus labios carnosos y tentadores. Sentí cómo su temperatura seguía aumentando a medida que cerraba los ojos y se mordía los labios. Miré directo a su cara mientras incrementaba aún más la fuerza de mis embestidas. Estaba a punto de venirme, y podía sentir que ella también. Lo sabía por la forma en la que se estremecía una y otra vez ante cada uno de mis movimientos, lo sabia por su olor y por sus gritos.
Cuando comenzó a estrecharse, envolviéndome con más fuerza, me concentré en mirar su rostro mientras se venía. Era la imagen más fascinante que hubiera visto. Sus facciones contraídas, así como todos y cada uno de los músculos de su cuerpo, sus ojos cerrados y sus dientes mordiendo su labio, haciendo que sus gemidos se deformaran.
Con esa imagen quemándome los sentidos, escondí mi cabeza en su cuello, apoyando la boca en su piel para evitar gritar mientras me venía. Era más intenso que cualquier otra cosa en el mundo. Mis dedos se clavaron en la tierra a los costados de su cabeza mientras me impulsaba contra ella con todas mis fuerzas una vez más, antes de quedarme quieto, esperando que el placer que me recorría disminuyera y me respondieran los músculos, que se sentían entumecidos y atontados por la satisfacción.
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Hola! El proximo capi lo publico el 13, por el cumple de Mer!
Y desde ya les aviso que voy a publicar los fics de Cami y Coni los lunes, miercoles y sábados! Es que me gustaron mucho!!!
Bueno, espero que te haya gustado lobita! Muchos besos a tod@s!!!
9 comentarios:
Wow, wow, wow!!!!!!
A Adri le va a dar un infarto!!!!!
Y por fin llegamos?????
Me necanto Naty, estas desbordante de inspiración y creatividad amor!!!!!!
Te amo...
Ay santo cielo! :)
Ufas que emocion!
A penas lo encontró, y sentí su entrada en la punta de mi miembro, la tome de las caderas y extendí las piernas para incrustarme en ella lo más hondo posible. Soltó un grito que intenté grabar en mi mente con todas mis fuerzas y arqueó la espalda, empujando sus senos más cerca de mi boca, una oportunidad que no hubiera dejado pasar ni aunque me hubieran amenazado con matarme.
me encanto mi Naty... me han alegrado mi dia, mi vida y mas q hoy cumplo 3 meses con Kevin...ahhhh mori...
enserio, les tengo una sorpresa a todas las NTLS....
MUGRE COMENT Q ME CORTO TODO LO Q ESCRIBI1!!!!¬¬ ¬¬
OMG naty ya vez porque te
digo que eres GENIAL, mataras
ADRI de un infarto...
con este LEMMON hace calor en
el forooo... ii SETH y ROB ke
mas pasara me dejas kon la duda...
solo me keda esperar hasta el miercoles ke subiras el proximo capitulo... hasta entonces colega
BESOS*
NAty!!!!!!!! me encantó!!! sisisiisisiisi!! y llegó mi ALEC!! jajajajja ya quiero ver que pasa!!! y es mi idea o ya llegamos???
a nooo !! no puedo esperar!! ya quieroo!! ya quiero!!!
Te amo mi Naty bella!! y uhiii Adrí tomó café antes de ver a Nahuel jajajajjajajjajajajja estoy segura! jajajaj
LAS AMO!!!
Angylito.~*NTLS-DIVA*~.
SIIIIIIIIIIIIIIIIII ME TEMEN .. OME OME OME .. ME TEME O TUVIMOS ALGO EL Y YO ?? ES K NO LO RECUERDO akjssajksakjsasajksakjasjkjk .
TE AMO PINKY DINKY DE CHOCOLATE
AME K EL SE PUSIERA ASI SOLO DE ESCUCHAR MI NOMBRE OOOOOOMMMMMMMMMEEEEEEEE.
BESOS MIS LOKAS DE PATIO (NTLS)
Ay mi Naty...cómo me haces esto? estaba sufriendo...mi pobre Seth preocupado, tratando de controlarse pero de protegerme...pero ya ya va...voy en orden...
1)Me dio un durazno?amo los duraznos ^^ jajaja y es que me recordo mucho al niño que te digo que se parece muchísimo al seth de mi imaginación, fue así de lindo un día y cuando leo eso ahhh casi me da un infarto
2) jajajaja Adri sí que disfruto este capi
3) que? por q Alec y James me quieren comer? y quien llego? y x q le tienen miedo a Joy? y awww dime que todo va a estar bien???
Te amo, Naty Beta del Lemmon, super espectacular n_n
Ayy battyyyy nos kierres matar de un infartooo ja aj a
hermoso preciosa!!
muy muy hermosoo sensual. caliente .. aahhh me encanto!!
y adriii j aja j estara happy!! besossss las kiero NTLS!!
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