jueves, 5 de noviembre de 2009

Driving Miss Koko cap. II



 
Capítulo II: traición.

Nuestros encuentros en la cocina se repetían casi todas las noches y aunque hablábamos poco no era uno de esos silencios incómodos que se pudiese esperar en nuestra extraña situación, más bien nos gustaba estar así, se sentía una camaradería entre nosotros y el aire de complicidad cuando nos encontrábamos con Alfred, bueno Wilfred, era muy divertido, como dos niños que hacen travesuras escondidos del abuelito regañón.
-         Diez dólares a que Johnson falla ese tiro – me decía tomando otra rebanada de pizza de la caja.
-         Tendría que ser un idiota para fallar – le respondí colocando los diez dólares en la mesa para aceptar su apuesta.
-         Debí apostar cien – se burlo mientras tomaba mi dinero – definitivamente no quieres aprender Jacob, tengo un excelente ojo para los deportes y siempre apuesto a ganador –
-         “siempre apuesto a ganador”- me burle descaradamente y ella se doblo de la risa – ya verás que pronto se te acabara la suerte Koko –
-         Te dije que mantuviésemos las apuestas a raya pero no el niño tenía que apostar – continuaba riéndose y se veía radiante – ahora asume las consecuencias –
-         Solo estas de racha pequeña dentro de poco no estarás tan risueña – le refunfuñe cruzándome de brazos como niñito consentido.
-         Uy que miedo, si sigo riéndome así me haré pipi en la silla – se tapo la boca apenada y entonces fui yo el que se doblo de la risa - Lo siento, ves lo que me haces decir, es tu culpa por hacerme sentir tan cómoda – me golpeo juguetona en el hombro, se estaba divirtiendo de lo lindo y sinceramente yo también.
-         Ah no, nada de hacerse pipi mira que no hay quien limpie – casi nos caemos de las sillas entre risas – shhhh, Alf… digo Wilfred nos va a escuchar con este escándalo – le recordé tratando de controlar mi propia risa.
-         Tienes razón, será mejor irnos a dormir de una vez, ya es bastante tarde – agregó.
Aunque al parecer ninguno de los dos teñía ganas de irse, no nos quedo de otra que recoger y despedirnos, ya mañana tendría tiempo de recuperar mis diez dólares.
En la mañana la lleve a los estudios, estaba filmando una película nueva y yo me sentaba en un rincón del estudio y la veía ensayar.
En realidad era uno de los pocos, si no el único, chofer que entraba al ensayo, ella lo había solicitado y definitivamente nadie era capaz de negarle nada.
Su personaje se llamaba Anna McQueen y era una mujer golpeada que huía con su pequeño hijo de cuatro años, de su marido un ex policía alcohólico.
Al principio me pareció bastante dramático, pero a medida que veía los ensayos y las filmaciones casi llore en un par de ocasiones.
-         Wow el ensayo de hoy estuvo súper -  le felicité en cuanto subimos al auto – y llorabas y dejabas de llorar como si te pasaran un switch – la escuche reír a mis espaldas.
-         Por eso soy actriz Jake, se supone que eso es lo que hacemos – siguió riendo – muchas gracias, sabía que disfrutarías presenciar los ensayos –
-         Oh como no tienes una idea, es fantástico, te lo agradezco mucho Koko -
La mañana siguiente era un día de encargos.
Debía pasar por la tintorería retirando los vestidos que formarían parte de la colección de lo que nunca más usaría, en el jet set hollywoodense repetir un traje era pecado capital, así que iban directo al closet de donde saldrían de nuevo para alguna subasta de caridad.
También me tocaba retirar lo que le enviaba el diseñador en turno para que escogiera lo que usaría para los Emmy, eh ya me sé los nombres de casi todos los premios, luego buscar las joyas y los zapatos, entre otras muchas cosas.
-         Listo - iba tachando en la larga lista lo que ya había hecho y ponía los ojos en blanco al ver todo lo que aún me faltaba por hacer.
Ya bien entrada la tarde por fin había logrado todo lo que se me asignó y sinceramente me sentía como la reina de la moda, en mi vida había visto tantos vestidos, zapatos o accesorios femeninos como ese día, otro como este y terminaría como diva del fashion o por lo menos asesor de modas experto.
Llegue al estudio con el tiempo suficiente para ver los últimos ensayos, eso me ayudaría a recuperar un poco mi masculinidad ya que el elenco de la película incluía unas cuantas mamacitas además de mi jefa, lástima que yo solo la mirase a ella.
Hace rato que estaba totalmente fregado, en el tiempo que pasábamos juntos había descubierto a una mujer totalmente diferente a lo que todos pensaban, dulce, independiente, polifacética casi perfecta, casi porque no era mía.
Esa noche quería preparar algo especial, sabía que era una tontería pero podía aprovechar que era la eliminatoria de futbol y el juego sería de los mejores para hacer algo un poquitín diferente.

-         ¿Cómo nos preparamos para el juego de esta noche? – pregunte tratando de disimular un poco mi emoción – ya deje enfriando unas cuantas cervezas – otra sorpresita que me había llevado con ella, podía sentarse a ver el juego solo con cervezas y frituras, perfecta definitivamente perfecta.
-         Eh… Jacob sobre eso de veras lo siento pero hoy no podré acompañarte – la miraba por el retrovisor, de veras lo sentía – James ha llegado hoy de su gira y quiero sorprenderlo con una cena romántica – ¡¡¡puff!!! se acabo el encanto Jacob, cuando vas a aprender.
-         No se preocupe Srta, ya lo veremos otro día – no pude disimular muy bien mi enojo, me lo tenía bien merecido por no saber darme mi puesto.
-         Oh… Jacob – comenzó a decirme pero la interrumpí.
-         De verdad no hay de que preocuparse – le aseguré – si usted no va a estar en casa puedo ir a ver el juego con algunos amigos en el bar – ella asintió y volteo para mirar por la ventana, al parecer tampoco le agrado mucho que saliera de casa.
Bueno ojo por ojo, pensé, además seguramente yo no me acostaría con nadie a diferencia de ella.
Sabía perfectamente que el que la trátese de usted la molestaba, pero acababa de estrellarme pensando lo que no era y pues que mejor forma de sentirme en mi lugar que tratarla como se debe.
Ninguno de los dos dijo nada en todo el camino a casa de James y apenas intercambiamos una despedida con la mano cuando ella se bajo del auto.
Llegue a la casa me di un baño y me fui al bar donde se reunirían los otros choferes para ver el juego.
Antes de saludar siquiera pedí una cerveza, al día siguiente era mi día libre así que podría dormir todo lo que quisiera o necesitará.
-         Vaya, vaya  si es el súper chofer – escuche una voz a mi espalda – solo alguien con súper poderes podría tolerar tanto a Kokoro – se carcajeo.
Me gire para encontrarme con la mano extendida de Emmett, el chofer que me había ayudado cuando comencé con este trabajo.
-         Ni te lo imaginas – le dije estrechando su mano y uniéndome a las risas del grupo.
El apenas había hecho una suplencia de una semana a su chofer anterior y no quedo con ganas de repetir la experiencia.
El primer tiempo del juego fue emocionantísimo, las apuestas iban y venían al igual que las cervezas.
Un par de chicas no dejaban de darnos miraditas coquetas y Emmett ni corto ni perezoso les envió unos tragos. Cinco minutos después estaban en la mesa con nosotros.
La pelirroja que me toco a mí, Tanya creí entender que dijo cuando se presento, no estaba nada mal y cada vez que bailábamos me dejaba muy claro que con ella lo que quisiera, quizás a fin de cuentas me había equivocado y si terminaría teniendo sexo esta noche.
Ya estaba bien alegre cuando repico mi celular, abrí los ojos como platos al ver quien llamaba.
-         ¡¡Koko!! ¿Qué pasa? – tenía que ser algo grave para que me llamase a esa hora, más aún si se suponía que pasaría la noche con James.
-         ¿Quién es? – pregunto Tanya y me aparte de ella de inmediato sin responderle.
La línea se quedo en silencio unos segundos más hasta que le escuche pedir entre sollozos.
-         ¿Puedes venir por mí? –
-         Por supuesto pero ¿Qué ha pasado? – pregunté ya encaminado a la salida, hice un par de señas a Emmett, ya le pagaría lo de la cuenta después.
-         Por favor, ven – suplicó y me partió el alma.
-         Claro, claro ¿Dónde estás? – me explico la dirección ¿se había ido de casa de James sola y caminando a esta hora?
Dios esta mujer va a matarme, pensé mientras buscaba un taxi que tarde un rato en conseguir, como siempre que estas desesperado por algo.
Al llegar a la plaza donde había dicho que estaba la encontré sentada en un banco hecha un desastre, había llorado y tenía todo el maquillaje corrido.
Al acercarme lo suficiente le vi sucio el vestido y un raspón en la rodilla.
-         ¿Te ha lastimado? – le pregunté más que furioso tomándola por los hombros con brusquedad.
-         Oh… no me caí – miraba al piso entre apenada y deprimida.
-         ¿Quieres contarme? – logre calmarme, me senté junto a ella y busque su mirada.
-         Llego con otra mientras yo como una estúpida le preparaba la cena ¿puedes creer lo tonta que soy? – pase mi brazo por sus hombros y la hale hacia mí.
-         No eres tonta Koko creo que solo te enamoraste de la persona equivocada – le aseguré.
-         Eso me hace tonta – me respondió recostando su cabeza en mi hombro y ambos reímos.
Nos quedamos allí, en silencio, yo disfrutando tenerla tan cerca de mí, ella perdida entre sollozos y pensamientos.
De pronto la voz de ese idiota diciendo su nombre hizo que mi cuerpo comenzara a temblar de arriba debajo de pura furia.
-         Koko, Kokoro ¿Dónde te has metido? – gritaba, parecía preocupado debo admitir – amor por Dios es muy peligroso que estés sola por aquí – aun no nos había visto.
La sentí tensarse en cuanto nos pusimos de pie.
-         ¿Qué quieres James? – le espeto sorprendiéndolo - ¿Es que acaso no me has humillado lo suficiente ya? – gritaba furiosa sin alejarse de mi lado.
-         ¿Y este que hace aquí? – pregunto desafiante mirándome.
Vamos patiquincito dame otra razón para romperte la madre aquí mismo, pensé mientras avanzaba hacia él.
-         No Jacob por favor – pidió Kokoro tomándome por el brazo – llévame a casa ¿sí? – asentí alejándome de James sin perderlo de vista.
-         Koko espera, escúchame amor por favor – le suplicaba – no es lo que tú crees – ella ni siquiera volteo a mirarlo y se apretó a mi brazo como si buscase fuerzas para no hacerlo – ¡Kokoro! – le oímos gritar por última vez.
Durante toda la semana que siguió a ese día las floristerías de la zona hicieron su agosto. A diario los repartidores desfilaban por la casa con ramos de todos tamaños, peluches con enormes postales de “Lo siento” con caritas tristes y cajas de chocolates en forma de corazón, de lo mas cursi todo.
Ni ella ni yo tocamos el tema después de esa noche, seguíamos encontrándonos en la cocina ahora todas las noches y cada vez parecíamos tener menos ganas de irnos cuando llegaba la hora.
Ni me imaginaba que aquella noche sería distinta cuando Alfred llego para avisarme que debía llevar a la Srta en el volvo más tarde a un compromiso.
Me encontraba esperándola en el estacionamiento.
-         ¿A dónde Srta? – pregunte abriéndole la puerta con tremenda sonrisa.
-         A casa de James – susurro apenas audible, seguramente no quería que la escuchase.
Como acto reflejo tire la puerta sin dejarla subir al auto.
-         ¿A dónde has dicho? – me miró sorprendida y fue muy claro para mí cuando su expresión comenzó a tornarse molesta.
-         A casa de mi novio ¿te has quedado sordo? – me grito avanzando hacia la puerta – abre la puerta Black –
-         ¡No! – le grité - ¿Cómo es posible que vayas a verle? – estaba totalmente fuera de control.
-         Eso no es tu problema – trataba de sonar segura pero más bien parecía asustada.
-         ¡Ah no! ¿Sera mi problema solo cuando me llames a medianoche hecha un mar de lagrimas para que vaya por ti? – ahora si estaba fuera de mis cabales, caminaba de un lado al otro como animal enjaulado.
-         Ah si esa es toda tu preocupación pues ya olvídalo, no volveré a molestarte, no tendrás que volver a dejar sola a tu cita para venir por mi te lo prometo – ahora yo estaba asustado, estaba hecha una fiera y me miraba como con ganas de matarme.
-         ¿Cita? – le pregunte sin entender nada - ¿de qué cita hablas mujer? –
-         ¿Es que piensas que no escuche a la chica con la que estabas en el bar esa noche? – pensé que me atacaría.
Chica, chica oh Tanya… mmm esta celosa, una inmensa sonrisa cruzó mi rostro.
-         ¡¿Estás celosa?! – esa fue más una afirmación que una pregunta – vaya pero que tonta –
-         Como te atreves a pensar siquiera una estupidez como esa – ok va a explotar, pensé – y ya basta, me iré sola muévete – se acerco al volvo haciéndome a un lado.
-         Pero como puedes ser tan estúpida y volver con él -   ups me arrepentí de inmediato.
Se giro hacia mí con los ojos lanzando llamas en mi contra. Apenas me di cuenta cuando alzo la mano para abofetearme y se la ataje en el aire.
-         No Kokoro – le advertí.
No me hizo caso y de inmediato levanto la otra mano con la misma intención.
La ataje también pero esta vez sentí algo distinto, la violencia con que se movía, el golpear de su mano contra la mía, su respiración agitada y su mirada increíblemente furiosa me hicieron perder el control.
La hale hacia mi bruscamente sintiéndola chocar contra mi pecho y estampe mis labios contra los suyos comiéndome su boca por completo.
Al principio trato de zafarse de mi abrazo pero pronto se dejo llevar por el calor de nuestros cuerpos al fundirse en un delicioso beso.
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Jajajajaja amo este fic, me inspira muchísimo.
Mi Koko, con muchísimo amor para ti, disfrutalo.
Dejen sus comentarios.
L@s Quiero muchísimo,

 



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahahahahahahahaha sii!!! YO TAMBIEN TE AMO!!! Y AME EL CAPI!!! FUE GENIAL Y SUBLIME!!!! LO AME!!!!

Lii( NTLS Duo Dinamico) dijo...

me kreerass ke soee extrañaa pero la vdd no pensee que fueraaa historiaaa kon kontinuacion jajaja... el kapitulo anterior me habiaa kedadoo komo 0.o jajaj y ahoriitaa ke entree kasii me da algo jajajaja... ya c toii un poko lokaa apero buenooo la vdd me gustaa muchiisiimo la historiiaaa .. siiguee escribeindo tan bn =d... hasta luegoo.. besoss =D